La caída de la economía supone la creación de 60.000 empleos menos
La menor fuerza del consumo explica la revisión a la baja del crecimiento económico
El nuevo cuadro macroeconómico presentado ayer por el secretario de Estado de Economía, José Folgado, es coherente con una situación internacional que pinta más negra que en septiembre pasado. En esa fecha, el Gobierno remitió al Congreso sus previsiones económicas pero ya hace unas semanas empezó a admitir que debía bajar el diapasón.
De entonces ahora, la economía estadounidense ha dado un giro importante, la Comisión Europea ha revisado a la baja su previsión de crecimiento económico para la zona y en Japón no se ve aún la salida del largo túnel. Esta semana se harán públicas las previsiones del Fondo Monterio Internacional (FMI), también más pesimistas que hace unos meses.
En este contexto, la economía española no podía mantenerse como si todo siguiera igual que a mediados del pasado año, cuando el crecimiento superaba el 4%. El Gobierno recibió señales a partir de septiembre y ya entonces los analistas juzgaron excesivamente optimistas las previsiones oficiales. Ayer, finalmente, se dio a conocer la dimensión del ajuste y donde se va a producir.
El crecimiento de la economía se estima en el 3,2%, cuatro décimas por debajo de la previsión inicial y nueve menos que el pasado año. Es una meta que puede considerarse algo optimista en relación al consenso de los expertos, que se orientan más hacia el 3%. Aún así, los analistas consultados coinciden en calificar de 'razonable' el nuevo escenario o, al menos, más cercano a la realidad.
Admitir que la situación económica es peor de lo que se pensaba no debe ser plato de gusto, pero el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, se esforzó ayer por presentarlo como un avance en relación a los demás países europeos. La desaceleración de la economía española, aseguró, 'va a ser muy moderada, menor que la europea'. El año 2001, añadió, 'proseguirá la convergencia real, con una intensa creación de empleo y un crecimiento más equilibrado'.
Habrá creación de empleo, pero unos 60.000 menos de lo previsto, hasta un total de 324.800, frente a los 479.800 del año anterior. La tasa de paro, no obstante, se mantiene en el 12,7% ya que Economía supone que la población activa se va a reducir.Aunque la principal razón que se alega para ese empeoramiento de las expectativas es la situación internacional, la modificación más profunda que se hace en el nuevo cuadro macroeconómico afecta al consumo de los hogares. Frente a una previsión inicial del 3,4%, el crecimiento de esta variable se estima ahora en el 2,7%. Los indicadores de consumo actuales son algo contradictorios pero en los últimos meses la tendencia es a la desaceleración, después de un año y medio de crecimiento desbocado.
Según la nota oficial, 'se espera que continúe esa tendencia a la moderación durante este año, como consecuencia sobre todo del deseo de las familias de reequilibrar su situación financiera'. Pese a la menor presión del consumo y a que lo peor de la crisis del petróleo ha pasado, la inflación se encuentra instalada en los aledaños del 4%. Folgado negó que la previsión del 2% deba ser revisada al alza porque 'el Gobierno no fija el objetivo de inflación', reiteró.
En el nuevo cuadro macroeconómico sí se elevan los deflactores del Producto Interior Bruto (PIB) y del consumo de los hogares, aunque en menor medida, datos que vienen a coincidir con la inflación media del año. Al margen de las cifras, el secretario de Estado de Economía insistió en que 'las negociaciones salariales deben no pensar en el pasado, sino en el futuro'.
La revisión a la baja es más leve en el caso de la inversión, en especial en lo que respecta a los bienes de equipo, aspecto que algunos analistas no consideran muy acorde con los últimos indicadores. Tampoco se refleja con demasiada crudeza la ralentización del comercio internacional ya que la aportación negativa del sector exterior se mantiene en una décima, igual que el pasado año.
El presidente de la CEOE, José María Cuevas, considera que la rebaja de las previsiones de crecimiento económico 'obliga a una reflexión' por parte del gobierno y las organizaciones empresariales aunque no se mostró especialmente preocupado al ser una situación generalizada, informa Isabel Salvador. Por su parte, el secretario general de CC OO, alerto sobre 'el deterioro en las expectativas de creación de empleo'.
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