403 detenidos y 91 heridos en la protesta
De la cumbre de Quebec, la historia retendrá tres hechos: George W. Bush salió airoso de su primer encuentro internacional; una amplia mayoría de líderes americanos alcanzó un consenso sobre el avance en la integración continental basada en democracia y el libre comercio, y por cuarta vez consecutiva, tras Seattle, Washington y Praga, las protestas callejeras demostraron el vigor, la organización y la dimensión internacional del movimiento contra la globalización.
Esta vez, la primera en el tercer milenio, los manifestantes no lograron hacer naufragar la cumbre, como en Seattle, pero durante 48 horas mantuvieron en jaque a la policía canadiense y ocuparon los lugares más destacados en los telediarios y las primeras páginas de los periódicos. Al cierre de la III Cumbre de las Américas había 403 detenidos y 46 policías y 45 manifestantes registraban heridas, según informó Elaine Lavergne, de la Policía Montada de Canadá.
Según Lavergne, los manifestantes pacíficos que participaron el sábado en la Marcha o Cumbre de los Pueblos llegaron a ser 25.000, y los más violentos que hostigaron a los antidisturbios a lo largo del llamado muro de la vergüenza fueron unos 6.000. El núcleo duro de este último contingente, que intercambió con las fuerzas de seguridad piedras y cócteles mólotov contra bombas lacrimógenas, fueron los anarquistas estadounidenses.
Manifestaciones necesarias
Quebec fue fundada por los franceses como una fortaleza y, para 34 líderes continentales, recuperó esa condición el pasado fin de semana. La Policía Montada de Canadá optó por encerrar a los líderes, sus delegaciones y los periodistas en una zona del pintoresco centro de la ciudad, rodeada por la célebre barrera de cemento y alambre. Eso dio toda la movilidad, la clave en las batallas contemporáneas, a los manifestantes y convirtió en acorralados a Bush, Vicente Fox, Fernando de la Rúa y los demás. 'Las manifestaciones son normales y necesarias', dijo ayer el presidente venezolano, Hugo Chávez, el disidente de la cumbre.
Pero la respuesta de los otros 33 líderes estuvo en un párrafo de la Declaración de la Ciudad de Quebec: 'Las economías abiertas y libres, el acceso a los mercados, el flujo sostenido de las inversiones, la formación de capitales, la estabilidad financiera, políticas públicas adecuadas, el acceso a la tecnología y el desarrollo y capacitación de los recursos humanos son claves para reducir la pobreza y la desigualdad, elevar los niveles de vida y promover el desarrollo sostenible'.
No lo vieron así los manifestantes. Sus pegatinas, camisetas y pancartas fueron de lo más variopinto. Unas decían 'comercio justo, no comercio libre', 'salvad el medio ambiente' y 'perdonad la deuda del Tercer Mundo'.
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