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El futuro mercado común americano sólo aceptará a países democráticos

El presidente venezolano Chávez expresó sus discrepancias hacia el tratado firmado en Quebec

Tras trabajar cercados durante 48 horas por miles de manifestantes, los líderes americanos participantes en la III Cumbre de las Américas terminaron ayer poniéndose de acuerdo en la llamada 'cláusula democrática' y en el proyecto del ALCA, lo que constituyó un éxito de este primer encuentro multinacional, con presencia del presidente de Estados Unidos, George Bush. Para subrayarlo, la Casa Blanca recordó ayer que, en 1999, la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) de Seattle, que apadrinó Bill Clinton, concluyó como el rosario de la aurora, sin tan siquiera un escueto comunicado común.

De la III Cumbre de las Américas surgió ayer la Declaración de la Ciudad de Quebec, que establece que 'el mantenimiento y fortalecimiento del Estado de derecho y el respeto estricto al sistema democrático' son 'una condición esencial' para asistir a estas reuniones, participar en el ALCA y recibir beneficios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Impulsada muy activamente por Canadá, Perú y México, y frente a las reservas explícitas de Venezuela, la cláusula no es sólo un veto a la Cuba de Fidel Castro, sino una advertencia a posibles experimentos de 'ingeniería política' como el de Alberto Fujimori en Perú. La declaración señala que 'cualquier alteración o ruptura inconstitucional del orden democrático en un Estado del hemisferio constituye un obstáculo insuperable' para formar parte de la familia panamericana.

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Carta Democrática

La cumbre decidió que la próxima Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) prepare una Carta Democrática Interamericana.

En la Declaración de la Ciudad de Quebec se establece también el objetivo de que 'las negociaciones del Acuerdo del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) concluyan a más tardar en enero de 2005, para tratar de lograr su entrada en vigencia lo antes posible, y no más allá de diciembre de 2005'. El ALCA, que representa el 20% del comercio mundial y el 40% del producto interno bruto mundial, funcionará según 'las reglas y disciplinas' de la Organización Mundial de Comercio.

La IV Cumbre de las Américas se celebrará en Argentina, aunque ayer no se conocía la fecha exacta. Ésta, muy probablemente, será a lo largo de 2003, a mitad de camino del proceso santificado ayer. Al término de la III, el anfitrión, el primer ministro canadiense, Jean Chretien, puso el acento en la victoria de la tesis que él había defendido: 'Los beneficios de nuestros acuerdos sólo alcanzarán a los que cumplan nuestra cláusula democrática'. Un par de horas antes, en una conversación con EL PAÍS, el presidente venezolano Hugo Chávez había anunciado que iba a firmar el pacto, pero expresando sus 'reservas' tanto en la 'cláusula democrática' como sobre la fecha de nacimiento del ALCA. 'Las democracias participativas como la que tenemos ahora en Venezuela son mejores que las representativas', dijo. 'La democracia representativa que teníamos en Venezuela hasta hace pocos años', añadió, 'llevó a un pueblo a su más profundo estado de pobreza en un siglo'. Chávez también afirmó que desde la I Cumbre de las Américas, la celebrada en Miami en 1994, con Bill Clinton en la presidencia, hasta ahora, 'la justicia social no sólo no ha progresado en las Américas, sino que ha retrocedido'.

A lo largo de las 48 horas de encuentro, el populista Chávez interpretó, en ausencia de Fidel Castro, que no había sido invitado, el papel de disidente en el seno de la cumbre. Aludió constantemente a su amistad con la Cuba de Castro, expresó su escepticismo sobre el ALCA y defendió su modelo frente a la democracia representativa.

Pero fue la suya una disidencia moderada. En su conversación con este periódico, Chávez también afirmó haber registrado una buena impresión de Bush. 'Le di un fuerte apretón de manos y le miré directamente a los ojos', dijo. 'Aunque tenemos muchas diferencias políticas, Bush me ha parecido un hombre sincero'.

Críticas de Brasil

De un modo no tan pintoresco, Brasil también arrastró los pies en Quebec. Deseoso de fortalecer su industria nacional y fortalecer el Mercosur que forma junto a Argentina, Uruguay y Paraguy, Fernando Henrique Cardoso criticó a EE UU por predicar libre comercio pero mantener muchas barreras a los productos extranjeros, zahirió a Bush por negarse a ratificar el tratado sobre cambio climático de Kioto y aseguró que no hay tantas prisas por crear el ALCA. Pero sus socios en Mercosur, sobre todo una Argentina en una muy delicada coyuntura económica, no le siguieron por esa vía.

Aun defendiendo la idea de Bush de extender el principio del libre comercio por todo el continente, otros líderes, como el presidente mexicano, Vicente Fox, expresaron su convicción de que el mero derribo de las barreras arancelarias no resuelve todos los problemas. 'No puede haber genuina democracia en sociedades con tantas desigualdades y tanta pobreza como existen en muchas áreas de América Latina, incluido México', dijo Fox. El día anterior, Fox había predicado la necesidad de reducir los gastos de defensa en el continente en beneficio de los sociales, y la Declaración de Quebec contiene un artículo que recoge esa idea. Pero pese a las protestas callejeras y las reticencias de unos y otros en el interior, en la III Cumbre de las Américas dominó la idea de que la circulación sin excesivas mercancías y capitales es positiva para América Latina.

El presidente de EE UU, George Bush (en el centro), con varios dirigentes de países caribeños ayer en Quebec.
El presidente de EE UU, George Bush (en el centro), con varios dirigentes de países caribeños ayer en Quebec.REUTERS

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