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Dos asociaciones piden papeles para los niños que no se repatríen en seis meses

SOS Racismo y Médicos sin Fronteras quieren que el Reglamento de la Ley de Extranjería, aún en fase de discusión, ponga plazo a los procesos de reagrupación familiar de los menores, la mayoría marroquíes, que emigran solos a España. Ambas ONG piden que se dé permiso de residencia a los chavales cuyas familias no sean localizadas en seis meses. Con esto pretenden evitar que estos muchachos, que a menudo caen en la delincuencia y la marginalidad, se conviertan en sin papeles al cumplir los 18 años, cuando dejan de estar tutelados por las comunidades autónomas.

Las dos organizaciones han comprobado que las instituciones que los tutelan 'no están instando la documentación de estos muchachos, porque, ante todo, quieren intentar devolverlos con su familia'. Para ello se amparan en la actual Ley de Extranjería, que en su artículo 35 dice que ' una vez que haya quedado acreditada la imposibilidad de retorno con su familia o al país de origen, se le otorgará al menor un permiso de residencia'.

Pero las repatriaciones no son fáciles, porque para ellas es imprescindible haber localizado a la familia, y los mismos chicos, que a menudo no desean retornar a su tierra, intentan dificultar esa búsqueda dando datos falsos.

Plazo de seis meses

Médicos sin Fronteras y SOS Racismo quieren que el Reglamento fije un plazo de seis meses para localizar a la familia en lugar de dejar abierta esa posibilidad. Las ONG también reclaman que, a través del servicio social internacional del Ministerio de Asuntos Exteriores, se compruebe la situación socioeconómica y personal de la familia del menor en Marruecos para ver si está en condiciones de hacerse cargo del chico.

Hace algo más de un mes, la Fiscalía de Madrid reclamó el regreso a esta ciudad de Otmane T., un marroquí de 17 años que había sido devuelto a Tánger con su familia, porque 'la reagrupación familiar había fracasado al no hacerse cargo del chico ni sus parientes ni los servicios marroquíes de menores'. También destacó que este joven tenía arraigo en Madrid, donde podía vivir en la casa de un sacerdote y donde tenía una oferta de trabajo.

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Según estas ONG, 'las repatriaciones se realizan sin ninguna garantía respecto a las condiciones familiares del menor ni sin que se asegure su integridad física en caso de ser devuelto a Marruecos'. Explican que 'los chavales denuncian sistemáticamente su paso por calabozos en Marruecos y también haber sido víctimas de malos tratos por parte de la policía de dicho país'. A menudo estos jóvenes, tras ser repatriados, regresan a la Península jugándose la vida en los bajos de los camiones o por otros métodos igual de peligrosos.

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