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Barcelona aborda una transformación de tanta envergadura como la olímpica

Las nuevas operaciones prevén 12.000 viviendas y millones de metros para servicios terciarios

La operación de la Villa Olímpica supuso la construcción de 1.814 viviendas, que con el correr de los tiempos y a causa de la dificultad de vender algunos áticos se convirtieron en 1.834. El terreno ocupado tiene una extensión de 29,7 hectáreas correspondientes a viviendas y calles, y 17 de zona verde. En total, los pisos sumaban 210.000 metros cuadrados. Fue una gran operación que, unida a la construcción de las rondas, cambió la fisonomía de Barcelona. De hecho, hay un antes y un después de 1992. Pues bien, el Gobierno municipal que encabeza Joan Clos está convencido de que habrá también un antes y un después de 2004.

En esa fecha debe estar en marcha (la culminación no se prevé antes del año 2010) la transformación del norte de la ciudad: Poblenou al completo, con la zona limítrofe de Sant Andreu-Sagrera. Las cifras son provisionales porque algunas grandes obras supondrán modificaciones urbanísticas cuyo final es aún incierto, pero pueden compararse con las de 1992. Las 1.834 viviendas de entonces se convierten ahora en más de 12.000. Sólo en la zona de Sant Andreu-Sagrera que rodeará la futura estación del AVE se prevén casi 8.000 viviendas, buena parte de las cuales ya están en construcción.

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En esta operación, de manera provisional, se prevé un mínimo de 652.171 metros cuadrados de techo para vivienda libre y 137.726 para vivienda protegida. El resto, hasta 1.283.006 metros cuadrados, se destinará al sector terciario: oficinas, comercios y hoteles.

En esta zona se dibuja un complejo en el que la estación ocupa un lugar central en torno al cual se perfilan las avenidas de acceso, conectadas con el nudo de la Trinitat. La vivienda convive con una amplia rambla verde que va desde ese mismo nudo hasta la plaza de las Glòries. En Trinitat prácticamente enlaza con otra zona verde construida sobre las márgenes del Besòs, hasta su desembocadura, donde conviven construcciones de todo tipo: desde el centro de congresos del Fòrum hasta las viviendas del nuevo frente marítimo que se prolonga hasta la ya casi vieja Villa Olímpica.

El proceso de urbanización de esta zona está directamente vinculado al AVE, pero también a la construcción de nuevas líneas de comunicación interior. Por una parte, la línea 9 del metro, que va desde Badalona y Santa Coloma hasta el aeropuerto casi paralela a la Ronda del Mig, pasando por la estación de Sagrera. Por otra, un tranvía que, aprovechando una futura Gran Via semisoterrada (otras de las grandes intervenciones que variarán la calidad de vida de los residentes en el norte de la ciudad), discurre desde Glòries hasta el Besòs y penetra de nuevo en la ciudad por todo el litoral hasta el Pla de Palau.

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Además la mejora del litoral de Badalona, El Masnou y Montgat configura un nuevo frente residencial y de ocio en esta zona. En el otro extremo de la ciudad hay otras dos obras igualmente decisivas para el futuro: la ampliación del puerto, posible a partir del desvío del Llobregat, y la del aeropuerto, ya en el municipio de El Prat. A ello se suma ahora la urbanización de la zona de Finestrelles, en Esplugues.

En cierto sentido, estas actuaciones prefiguran el fin de la división municipal napoleónica y perfilan un complejo urbano que va desde Blanes, en el norte, hasta El Vendrell, y desde Vic hasta Igualada, incluyendo Vilafranca y Sant Celoni, enlazadas con el cuarto cinturón, para cuya construcción ya se han dado pasos.

Un nuevo centro

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