El culebrón busca un final
Los amables lectores que hayan seguido las diversas aproximaciones que, desde marzo de 1999, venimos realizando al escabroso asunto de Tablada, habrán percibido seguramente un cierto aire de intriga culebrona. No otro tratamiento nos parecía merecer ese intrincado proceso especulativo por el que las dos cajas de ahorro de Sevilla, comandadas por dos ex concejales del PSOE, de acuerdo con el Ministerio de Defensa y en tiempos del tándem PA-PP (años 97-99), pretendían urbanizar nada menos que 356 hectáreas de suelo rústico e inundable, sobre los que se asienta el antiguo aeródromo militar. Así, por las buenas. Una operación que parecía más propia de los tiempos del franquismo, o incluso de aquellos otros de la cultura del pelotazo, que a punto estuvo de enterrar en lodo a la joven democracia española.
'Qué ha ocurrido para que el PA gire 180 grados en su atareada política urbanística'
Anteayer, contra todo pronóstico, el delegado de Urbanismo del Ayuntamiento sevillano, Rafael Carmona (PA), sorprendió a propios y extraños anunciando que iniciará en breve el expediente de expropiación de esos terrenos, para que vuelvan a manos públicas, de donde salieron con variados subterfugios de aspecto legal, todos ellos amparados y allanados por la ex alcaldesa Soledad Becerril (PP). En el lote a expropiar se incluyen otras dos bolsas menores, pero una de ellas de 150 hectáreas en Villanueva del Pítamo, también no urbanizable y con participación importante de otra entidad bancaria, Cajasur. No iba a quedarse la Iglesia fuera del suculento pastel del urbanismo futuro de la capital.
El contento que hoy sentimos los que desde el primer momento hemos venido denunciando los inquietantes perfiles de esta clase de operaciones sólo se ve empañado por la necesidad de saber qué ha ocurrido exactamente para que el propio PA gire 180 grados en su atareada política urbanística. Una política que, por ejemplo, el alcalde de Jerez ha calificado recientemente, y sin recato alguno, de 'holding inmobiliario' y de 'chiringuito financiero del PA de Sevilla'. Pero algo gordo ha tenido que ser. No hay que olvidar que los primeros sorprendidos han sido los actuales dirigentes regionales del Partido Andalucista, que ayer reconocían a líderes del PSOE estar tan sorprendidos con la noticia como ellos, sus socios de gobierno, tanto en el Ayuntamiento de Sevilla como en el Gobierno andaluz. No por la sorpresa los socialistas dejan de sentir un extraordinario alivio.
Para las interpretaciones posibles no es desdeñable el dato de que el director de la oficina que lleva la complicada revisión del PGOU de la capital, Manuel González Fustegueras, un cualificado urbanista de prestigio internacional, es hombre de plena confianza tanto del alcalde Monteseirín como de la Consejería de Obras Públicas, por lo que su labor de puente para encontrar soluciones coordinadas es más que probable. Otras dos personas clave hay que recordar, y son dos mujeres. Una, precisamente la directora general de Urbanismo de la Junta de Andalucía, Josefina Cruz, que también desde el primer momento mostró su oposición frontal a este enjuague ('un ejemplo de lo que no hay que hacer') y que en octubre pasado transmitió al Ayuntamiento su voluntad de colaborar, pero siempre y cuando el consistorio acometiera la expropiación de Tablada. La otra es la Consejera de Hacienda de la Junta, Magdalena Álvarez, con su conocida oposición a la fusión de las dos cajas sevillanas, por considerarla 'insolvente y poco ética'. Dos calificativos muy duros, pero, en estos momentos, más significativo el primero que el segundo, si consideramos que ambas entidades financieras han embarcado ya en el pantano de Tablada cerca de 10.000 millones, y que el propio Banco de España advirtió del riesgo excesivo de la operación.
Pero no sólo están conectados entre sí los problemas de la fusión de las cajas y las fantásticas 15.000 viviendas 'de alto standing' sobre el antiguo aeródromo, sino otras muchas cosas. Ahí está Puerto Triana, otro magno proyecto de tipo comercial en la zona sur de la Isla de la Cartuja, que empezó siendo más o menos asumible, en sus proporciones, pero que la megalomanía inherente a todo lo que han llevado juntos en Sevilla Rojas-Marcos y las dos cajas de ahorro -anoten también el Estadio Olímpico-, podría hacer inviable. (Fruto de esas excelentes relaciones fue también el oportuno préstamo de 275 millones que ambas cajas suscribieron con una empresa controlada por el PA para la compra de Onda Giralda, una televisión local, justo al día siguiente de haber firmado las mismas partes el convenio de Tablada, 17 de febrero de 1999. No cuidan ni las formas). No había más que oír el tono del actual presidente de El Monte, Isidoro Beneroso, ex concejal de Urbanismo en tiempos de Manuel del Valle (que es también hoy presidente de la dadivosa Fundación El Monte) y verdadero cerebro de las nuevas aventuras, en la rueda de prensa que dio el pasado día 19. Un tono claramente amenazador hacia la Junta de Andalucía, para que desbloqueara de una vez el proyecto Puerto Triana. Qué mala suerte, también aquí tropieza con Josefina Cruz.
Como se ve, una complicada red de vasos comunicantes, donde tampoco falta la profunda crisis que en estos momentos atraviesa el PA. Ayer, en los mentideros de la capital, circulaba la versión de que alguien está queriendo soltar lastre antes de que sea demasiado tarde y lo pillen con las manos en la masa. Anótenlo, por si acaso.
Pero mientras tanto queda por desollar el rabo de los precios de la expropiación. Según el catastro actual, como suelo rústico, el precio de Tablada es de 100 pts/m2. Según la subasta de 1997 y otras compras posteriores directas realizadas por las dos cajas, rondaría las 1.500 pts/m2. Una diferencia harto notable, que sólo se debe a unas fantasiosas expectativas de negocio, y al deseo incontenible y mal disimulado de mandar en Sevilla. ¿Cuál debe pagar la ciudad, o sea, usted y yo, para que nuestros hijos tengan un gran parque metropolitano? Queda mucho culebrón todavía.
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