El Gobierno niega presiones internacionales y anuncia que no solicitará el recurso

El presidente se entrevistará con Vladímir Putin en Moscú el próximo 22 de mayo. Manuel Marín, portavoz del PSOE en la Comisión de Exteriores del Congreso, estimaba ayer que 'probablemente' Putin esperaba que Aznar le entregara a Gusinski como 'presente' con ocasión de su próxima visita a Moscú, pero añadía que el regalo ha resultado imposible porque hubiera sido muy difícil de justificarlo en un contexto europeo. 'Teniendo en cuenta la posición de la Unión Europea a este respecto, y que el último político europeo que ha visitado a Putin, el canciller alemán Gerhard Schroeder, tomó claras distancias frente a los intentos del dirigente ruso de controlar la prensa, hubiera resultado chocante que, por congraciarse con el Gobierno ruso, y concretamente con Putin, España concediera la extradición de Gusinski', manifestó Marín a este diario.

Fuentes de La Moncloa, por su parte, negaban anoche que el Ejecutivo se haya sentido presionado en este asunto. 'Las presiones, en todo caso, habrían llegado al tribunal encargado de decidir la extradición', comentó un portavoz. Las mismas fuentes afirmaron que el Gobierno no instruirá al fiscal general del Estado para que éste, a su vez, indique al fiscal de la Audiencia Nacional que recurra la denegación de la extradición ante la Sala de lo Penal de la citada Audiencia, lo que mantendría el caso abierto. El fiscal dispone de tres días, a partir de que le sea comunicada la resolución, para dar ese paso, que anoche parecía improbable.

Eduardo Fungairiño, fiscal de la Audiencia Nacional, ha sido, no obstante, desde el primer momento de la detención de Gusinski en su finca de Sotogrande, el pasado 12 de diciembre, un entusiasta partidario de entregar al ciudadano ruso a la justicia de su país, a pesar de las sospechas de politización que han pesado sobre la demanda de su extradición. Dicha demanda está basada en la denuncia por supuesta estafa interpuesta por Gazprom, el gigante ruso de la energía que ha tomado el control de NTV, la cadena de televisión del magnate ruso refugiado en Cádiz. NTV ha sido el único medio de comunicación ruso realmente crítico con la actuación en Chechenia del Gobierno de Vladímir Putin.

El celo persecutor de Fungairiño llegó hasta el punto de acusar al juez Baltasar Garzón, intructor del procedimiento de extradición, de 'deslealtad' para con el Gobierno ruso cuando el magistrado decretó la libertad de Gusinski bajo fianza de 1.000 millones de pesetas, el pasado 22 de diciembre. Garzón dio al fiscal una dura respuesta, en la que le señalaba que su encono en este caso contrastaba con la determinación que opuso a la extradición del ex dictador chileno Augusto Pinochet pedida por el propio Garzón. El incidente entre los dos magistrados marcó el punto máximo de politización a nivel español del caso Gusinski.

Poco después comenzaron a manifestarse los síntomas de las presiones internacionales que estaba recibiendo el Gobierno español por este asunto. Primero, a mediados de enero, fue la insólita 'visita de cortesía' que el vicefiscal general ruso, Vasili Kolmogórov, hizo a Madrid, invitado por el embajador de su país, Borís Mayorski, para entrevistarse con Garzón, con el secretario de Estado de Justicia, José María Michavila, y con el fiscal general del Estado, Jesús Cardenal. Fungairiño hizo saber, tras esas entrevistas, que no se opondría a una demanda rusa de confiscación de los bienes de Gusinski.

Pero el magnate ruso, vicepresidente del Congreso Mundial Judío, encontró importantes e inesperados valedores en Israel, país del que también es ciudadano. Tanto el primer ministro, Ariel Sharon, como el actual ministro de Exteriores, el laborista Simón Peres, intercedieron por Gusinski ante José María Aznar cuando el primer ministro español visitó Jerusalén, el pasado 14 de febrero. Casualmente, ese mismo día, se encontraba en Moscú el secretario de Estado para Europa, Ramón de Miguel, preparando la visita que Aznar hará a Rusia el mes que viene.

Por si quedara alguna duda del interés israelí hacia su conciudadano en apuros, Shlomo Ben Ami, dirigente laborista y ex ministro de Exteriores, visitó a Gusinski en la cárcel de Soto del Real el pasado 13 de marzo.

Incluso en Estados Unidos, el embajador de España en Washington, Javier Rupérez, recibió llamadas al menos de un senador y del gobernador de un Estado del sur protestando por la detención de Gusinski.

La línea argumental de Fungairiño se mantuvo invariable a través de estas vicisitudes y, el pasado 15 de marzo, durante la vista oral del caso, el fiscal de la Audiencia Nacional pidió que fuera extraditado. Si acaso, pudo observarse en su intervención cierta falta de convicción y un frío formalismo que permitía intuir una escasa confianza en que la sala adoptaría sus tesis.