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EL PRECIO DEL DINERO
Columna
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Saludable decisión para los mercados

Emilio Ontiveros

Desde que se empezaron a poner de manifiesto los primeros síntomas de desaceleración de la economía estadounidense, en esa malsana compañía de la continua purga de los mercados de acciones, los más pesimistas echaron mano de los denominadores comunes con el correspondiente pinchazo de la burbuja japonesa, preámbulo de ese estancamiento en el que ha estado sumida la segunda economía más importante del mundo durante los últimos diez años.

Todavía hoy es una referencia que se exhibe de vez en cuando para ilustrar las consecuencias de un prologado divorcio entre las cotizaciones de activos (financieros e inmobiliarios) y los fundamentos económicos.

Un paralelismo tal adolece de solidez argumental en varios puntos, pero desde luego en uno básico: la reacción terapéutica de las autoridades económicas y monetarias ante la emergencia de las primeras señales de desaceleración y de contaminación a la misma del desplome de las cotizaciones de los mercados de acciones.

Cuando el 3 de enero de este año, sin que formalmente mediara reunión alguna del órgano ejecutivo del banco central estadounidense, el Federal Open Market Committee (FOMC), su presidente decidió reducir los tipos de interés en medio punto porcentual, se puso de manifiesto el principal elemento de contraste: la disposición a no titubear en exceso para adoptar las decisiones de estímulo monetario con el fin de evitar males peores.

Ayer volvió a hacerlo, sin esperar al próximo día 15 de mayo y dejando la sensación de que entonces puede repetir el estímulo si los datos lo aconsejan. No faltarán, dentro o fuera de ese mismo grupo de escépticos, quienes se pregunten sobre la eficacia, o incluso la suficiencia, de un movimiento tal para evitar lo que podría ser (nadie lo sabe, pero yo no lo creo) una recesión en ciernes, pero pocos podrán cuestionar que la pasividad hubiera sido la peor de las alternativas.

Al reaccionar como la ha hecho (como lo viene haciendo desde el 3 de enero) la Reserva Federal de Estados Unidos ha legitimado su existencia, que no es otra que la de procurar satisfacer conjuntamente, como reza su comunicado, 'la estabilidad de precios a largo plazo y un crecimiento económico sostenible', sin sacrificar una cosa a la otra.

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