Defensa se inclina por encargar a EE UU su satélite de comunicaciones
Loral pugna con las europeas Alcatel y Astrium
Defensa ya ha tomado una primera decisión: no será el propietario de su futuro satélite de comunicaciones, sino que seguirá siendo un mero usuario y pagando una cuota (actualmente unos 3.000 millones de pesetas al año) a la sociedad Hispasat, responsable de comprarlo y operarlo.
Una comisión mixta formada por técnicos de Hispasat (de cuyo capital posee Defensa un 18,20% a través del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) y de las Fuerzas Armadas ha elaborado un informe cuyas conclusiones están ya en la mesa del ministro Federico Trillo-Figueroa. Las alternativas que plantea son dos: dotar de una carga gubernamental al futuro Hispasat 1E (como el 1A y el 1B, lanzados en 1992 y 1993) o decantarse por un satélite exclusivamente militar.
La primera opción, el 'satélite multimisión' o comercial, es la que se eligió en el pasado y permite alquilar a compañías privadas los traspondedores que no emplea Defensa. En la segunda, el 'satélite dedicado', también es posible el alquiler, pero sólo a otros Gobiernos aliados. Las menores perspectivas de comercialización se compensan con su menor tamaño y coste, unos 10.000 millones de pesetas de ahorro.
La lista de posibles fabricantes sólo incluye tres nombres: la estadounidense Loral (participada por el gigante Lockheed Martin), la francesa Alcatel Espace y Astrium (propiedad del consorcio europeo EADS y de la británica BAE Systems). Trillo-Figueroa quiere consultar con la ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés, aunque se inclina por un satélite exclusivamente militar, lo que juega en favor de Loral, que es la única con experiencia en este campo.
No obstante, según fuentes de dicho ministerio, las tres ofertas cumplen los requisitos operativos del Estado Mayor de la Defensa, que incluyen cuatro tipos de cobertura (fija, global y dos haces móviles) en SHF y EHF (o Ka comercial); transmisión de voz, datos y videoconferencias; capacidad anti-interferencia; ancho de banda de 500 megaherzios; y 15 años de vida útil, además de asegurar la redundancia.
Esta última característica constituye una de las mayores preocupaciones de Defensa después de que, entre diciembre de 1997 y enero de 1998, fallasen las dos ramas de la carga gubernamental del satélite Hispasat 1A y una de las dos con que cuenta el 1B, lo que obligó a buscar un acuerdo con el Estado Mayor de Francia para utilizar el Syracuse II en caso en emergencia.
Las tres empresas competidoras se han comprometido a reservar canales en satélites de las mismas características, para utilizarlos si se produjeran nuevas averías, ya que el programa sólo contempla el lanzamiento de un satélite y no dos como sería deseable.
Como sucede con todos los grandes programas militares, en la decisión final pesarán las consideraciones políticas e industriales, además de las económicas y operativas. Loral tiene la ventaja de la experiencia, pero Alcatel se ha adjudicado la fabricación de los dos últimos satélites de Hispasat (el 1C y el 1D) y en favor de Astrium juega su pertenencia al consorcio EADS, de la que forma parte la compañía española CASA, aunque su división espacial se mantenga todavía al margen. La última palabra, según la fuentes consultadas, la dirá el propio José María Aznar.
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