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Reportaje:

Clases de inglés en escena

Un grupo de docentes desarrolla un método basado en la interpretación para facilitar el aprendizaje práctico de idiomas

Dos novios están ante el altar a punto de decirse sí quiero. Un hombre interrumpe la ceremonia. Dispara una pistola y mata al futuro esposo. Se celebra un juicio y el jurado decide ahorcar al asesino. Pero el acusado escapa y un cartel con su rostro que reza 'Wanted' (se busca, en inglés) inunda el poblado del Far West (el Lejano Oeste) montado para la ocasión.

La escena no es real. Sólo un montaje teatral en inglés en el que actores y público se reparten los papeles. El lugar elegido es el pueblo-escuela de Abioncillo (Soria). A él han acudido 55 profesores con el objetivo de aprender novedosas técnicas con las que desenvolverse con soltura a la hora de enseñar inglés a sus alumnos.

Los irlandeses Patrick Deas y Ed Cousins, directores de la empresa Interacting Education and Training, son los responsables de organizar este híbrido entre espectáculo y clase de idioma. Explican lo mucho que tiene que ver el teatro la enseñanza del inglés. 'Aprender una lengua extranjera es poder comunicar. Para comunicar primero hay que romper las barreras que obstruyen el diálogo. Una buena forma de hacerlo es conociendo técnicas de improvisación o juegos de grupo que se enseñan a los actores', explica Deas.

Interacting organiza cursos de verano para profesores en Irlanda y para los CPR (Centros de Profesores y Recursos) de toda España. También los prepara para algunas empresas que lo solicitan con el fin de refrescar el inglés de sus empleados. Los cursos son de 20 horas y siempre en grupos pequeños. El precio por un fin de semana de inmersión cultural cuesta 20.000 pesetas.

Fomentar la participación

Lo primero que enseñan es una terapia que ellos llaman enseñar a 'construir confianza'. Reunen a un grupo de profesores en un círculo y a uno de ellos le ponen en medio. Le vendan los ojos y le hacen caer de un lado a otro como si fuese una botella. La víctima tiene que fiarse de que los demás le van a sostener. Éste es el primer paso. Después, el nivel de dificultad de los ejercicios se incrementa y llegan incluso a proponer diálogos en torno a un concepto innombrable, por ejemplo, describir algo sin poder decir el color verde, o inventar un cuento entre todos. Algo parecido hacen los alumnos de inglés cuando no saben cómo se dice una palabra concreta. 'En realidad, son juegos muy sencillos. Con ellos se consigue crear un ambiente de confianza entre el profesor y los alumnos para que todos participen', explica Cousins.

Insiste en que enseñar un idioma no es sólo escribir en la pizarra una lista de los verbos irregulares. Es algo más vivo. 'Los últimos estudios sobre enseñanza de idiomas señalan lo importante que es un enfoque comunicativo. Es decir, si antes lo esencial era enseñar gramática, sintaxis o morfología, ahora de lo que se trata es de desarrollar la comprensión y la expresión oral', indica Pedro Hilario, asesor de idiomas de un CPR de Madrid. De ahí que los profesores busquen nuevas vías para reciclarse.

Mari Carmen Pineiro, profesora de primaria y de 2º de la ESO en un centro público madrileño y alumna de Interacting Education and Training dice que 'el reciclaje es esencial': 'Cada cierto tiempo necesitas aire fresco en tu cabeza; si no, acabas aburriéndote, y lo que es peor, aburriendo a tus alumnos'.

Lograr que los estudiantes aprendan sin darse cuenta es la clave. 'Los niños aprenden su idioma nativo de manera natural, y eso es lo que queremos enseñar aquí', explica Cousins. Aunque, a veces, sea complicado, según Eva Tesoro, profesora de inglés de secundaria. 'Este tipo de clases está muy bien para profesores, porque somos adultos y estamos más deshinibidos. Pero con los chavales es más difícil. No entienden las instrucciones y se cortan'. Y Milagros García, profesora de primaria, añade: 'Con esta clase de actividades, la primera risotada siempre es a costa de la profesora. Pero, aun así, merece la pena.

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