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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Palizas a adolescentes

Si usted tiene un hijo adolescente sabe que, al salir de casa con sus amigos los fines de semana, entre la retahíla de advertencias tiene que recomendarle tener cuidado en Moncloa con los grupos violentos. Pero los padres no nos damos cuenta del peligro que corren nuestros hijos hasta que los ves en el hospital porque esa gentuza les ha dado una paliza.

Estos indeseables se acercan a sus víctimas, las rodean, procurando doblarles en número y, sin mediar palabra y en cuestión de unos segundos, con una estrategia premeditada y utilizada muchas veces, las patean, pegan puñetazos y toda clase de golpes. Son ataques que duran pocos segundos, los suficientes para que alguno pueda quedar malherido.

Algunos de los chicos abordados tienen suerte porque sólo les dicen cosas como que no les gusta la ropa que llevan o las chicas con quienes están. Pueden terminar la conversación robándoles el dinero o los móviles, con los que luego se divierten enviando amenazas a todos los números de teléfono que encuentran grabados.

Esto ocurre semana tras semana desde hace mucho tiempo en el Intercambiador de Moncloa, en el Parque del Oeste y en el paseo de Mored, especialmente. Lo sabemos los padres, lo saben los chicos. El Samur también lo sabe. Los hospitales y clínicas de los alrededores han atendido y atienden cada semana a muchos de los agredidos, con lesiones, cortes, traumatismos craneales, como una rutina del fin de semana. En los centros sanitarios dan parte al juzgado y los padres ponemos la correspondiente denuncia. Quienes no se han enterado son las autoridades y parece que tampoco la policía, y si están al corriente, no toman las medidas oportunas para acabar con estas bandas (no creo que estos cabezas de serrín sean tan poderosos como para no poder controlarlos).

La mayoría de las personas educamos a los hijos tratando de inculcarles el respeto a los demás, no imponer las ideas por la fuerza. Pero no por ser pacífico hay que soportar que otros pisoteen tu derecho a ir donde te dé la gana o crean que por la fuerza está todo el mundo doblegado a sus caprichos. Y es muy peligroso transmitir a los jóvenes que con los violentos no hay nada que hacer. ¿No son ellos quienes tienen que desaparecer? ¿Y no son los responsables municipales, la policía y los políticos quienes tienen que solucionar estos problemas de inseguridad ciudadana?

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