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Entrevista:VÍKTOR YUSHCHENKO | PRIMER MINISTRO DE UCRANIA

'Mirar hacia Rusia no significa dejar de mirar a Europa'

El primer ministro de Ucrania, Víktor Yushchenko, se encuentra en la cuerda floja, envuelto sin quererlo en la espiral de una crisis que amenaza la supervivencia en el poder del presidente Leonid Kuchma. El martes, miles de manifestantes exigieron por enésima vez la dimisión del jefe de Estado, al que culpan de la desaparición y asesinato del periodista de la oposición Georgui Gongadze. Pero, junto al grito predominante ('¡Fuera Kuchma!'), pudieron oírse otros a favor de Yushchenko, que, según las encuestas, es el político más popular de esta república ex soviética de 50 millones de habitantes.

Fue Kuchma quien le nombró. Y es Kuchma quien, según diversos dirigentes de la oposición, quiere deshacerse de él, por considerarle el más peligroso de sus rivales. El instrumento para conseguirlo podría ser un voto de censura, para el que se están reuniendo firmas entre los diputados y que podría dilucidarse el próximo jueves, dos días después de que Yushchenko presente ante el Parlamento su programa de reformas. Los comunistas encabezan la iniciativa.

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Vladímir Chemeris, coordinador del movimiento Ucrania sin Kuchma, del que germinó a partir del 15 de diciembre la oleada de protestas, cree que, por mucho que no le guste su primer ministro, el presidente preferirá tenerlo en el Gobierno antes que formando un frente común con la oposición. Por eso, añade, lo lógico es que el presidente impida que prospere el voto de censura e incluso que llegue a presentarse.

Entretanto, Yushchenko muestra una prudencia infinita, hasta el punto de que una conversación de hora y media en una sala del edificio del Consejo de Ministros (con un retrato al óleo de Kuchma en la pared) no basta para arrancarle una declaración llamativa. Por ejemplo, a una larga pregunta sobre sus relaciones con el presidente y la guerra sucia que, supuestamente, éste ha desatado en su contra, se limita a responder que su relación con Kuchma 'siempre es constructiva, pese a lo que intentan demostrar algunas fuerzas políticas'.

'El Gobierno no se puede derrumbar', afirma 'por el hecho de que salga en televisión un reportaje negativo sobre mi mujer, sino porque el Parlamento, por ejemplo, no acepte el presupuesto'. En su opinión, lo peor de esta crisis es que 'el país está empantanado en discusiones, mítines y contradicciones entre partidos'.

Yushchenko, ex presidente del Banco Central, orgulloso de los resultados de su gestión de gobierno en el plano económico, sostiene que la gente no sale a la calle para protestar contra su política o su concepto de desarrollo económico, aunque admite que puede mejorarse. Tampoco cree que los manifestantes piensen que el proceso de reformas es frágil o que no se atiene a las necesidades sociales de la población. Le preocupa, eso sí, que algunos gritos reflejen problemas concretos que el poder no ha sido capaz de resolver. Lo importante, añade, no es tanto la causa del actual conflicto, sino la respuesta que se le da, y ésta 'debe ser clara y capaz de demostrar que Ucrania es un país democrático'.

La palabra clave para Yushchenko es 'estabilidad', y dice que luchará por mantenerla en la perspectiva de nuevas elecciones legislativas en el plazo de 10 u 11 meses. En cuanto a la supervivencia de Kuchma en el poder, no la cuestiona, incluso habla de que, por vez primera en 10 años, se ha logrado formar un triángulo efectivo entre el presidente, el primer ministro y el Parlamento para facilitar la acción de gobierno.

Tampoco quiere soltar palabra sobre sus ambiciones presidenciales. 'Cada cosa a su tiempo', dice. Naturalmente, todo este idílico panorama de concordia institucional puede tambalearse si el Parlamento le censura el próximo jueves. Tal vez entonces salte a la palestra el auténtico Yushchenko, el que ahora evita dar respuestas claras a las preguntas clave.

'Cuando hay políticos ucranios que organizan escándalos', señala el primer ministro, 'el Gobierno sigue haciendo su trabajo, y ni siquiera reacciona a los golpes que recibe. No merece la pena'. Con esta crisis, Ucrania, añade, 'vive un episodio más de su historia, pero pasaremos la página. Lo superaremos gracias a que el país funciona', hay estabilidad económica y contención de los precios, se acelera el ritmo de las privatizaciones, se ha eliminado el déficit presupuestario, se mantiene la cotización de la moneda, se paga la deuda externa y aumentan las inversiones y las reservas en divisas. Calla que el nivel de vida sigue siendo ínfimo, con la mitad de la población por debajo del umbral de la pobreza, pensiones de 2.000 pesetas y salarios de menos de 6.000.

Sorprende tanto equilibrio en el primer ministro de un país que es noticia desde hace cuatro meses por sus convulsiones internas. Pero, al menos mientras siga en el Gobierno, Yushchenko no está dispuesto a entrar en disputas. Ni siquiera se define sobre cuál debe ser la dirección prioritaria del país: hacia Rusia o hacia Occidente. 'Nuestra orientación', precisa, 'es proucrania, pero mirar hacia Rusia no significa dejar de mirar a Europa. Una opción no tiene por qué perjudicar a la otra'.

Hace apenas un año se hablaba de la futura integración de Ucrania en la Unión Europea e incluso en la OTAN, lo que sería poco menos que casus belli para Rusia. Desde entonces, los contactos con el poderoso vecino se han multiplicado, hasta el punto de que el propio líder del Kremlin, Vladímir Putin, dice que se ha hecho más en este año por estrechar relaciones que en los nueve anteriores.

El primer ministro de Ucrania, Víktor Yushchenko.
El primer ministro de Ucrania, Víktor Yushchenko.VOLODIMIR REPIK

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