Madrid aparca sus demandas de compensaciones industriales
El Ministerio de Defensa ha elaborado un amplio informe sobre las compensaciones tecnológicas e industriales
que desearía obtener de EE UU a cambio de la renovación del convenio bilateral. Sin embargo, todas estas demandas, la carta a los Reyes Magos, como se las conoce coloquialmente, quedarán aparcadas, al menos formalmente, hasta la firma del acuerdo.
Sólo cuando éste entre en vigor, y se constituya el Comité Bilateral de Defensa de Alto Nivel, ya previsto en la declaración conjunta hispano-norteamericana de enero pasado, se discutirán en su seno. Será en el marco del nuevo Acuerdo de Cooperación Industrial y Tecnológica de Defensa que sustituya al vigente desde 1982, ya que el previsto en 1989 nunca se elaboró.
Equiparación
Una vez aparcado el capítulo más sustancioso, las demandas españolas, de cara a la renovación del convenio, se centran en asuntos marginales. Además del capítulo laboral, el Gobierno español quiere avanzar en la equiparación en el trato que reciben los militares de ambos países cuando se encuentran en el otro.
Aunque se reconoce que la equiparación total es imposible, pues España no aspira a tener bases en EE UU, se quieren resolver algunos problemas con los que se encuentran los militares españoles como consecuencia de la aplicación de las diferentes legislaciones estatales, más que la federal.
La negociación del convenio debería recibir un impulso político cuando, en la última semana de este mes, el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, viaje a EE UU y tendría que estar resuelta cuando vaya el presidente José María Aznar, a final de mayo o principios de junio.
Fuentes próximas a la negociación opinan, no obstante, que es más realista pensar que la firma se producirá inmediatamente antes o después del verano. Será suficiente, ya que el actual convenio está vigente hasta mayo de 2002 y, en caso de que no se quiera renovar automáticamente, habrá de denunciarlo antes de noviembre próximo.
Del nuevo tratado desaparecerán las referencias a las bases de Torrejón de Ardoz (Madrid) o Zaragoza, donde ya no hay presencia militar norteamericana, mientras que se mantendrá el actual sistema de autorizaciones de uso, caso a caso, cuando se trate de operaciones fuera de zona.
España quiere que la vigencia del nuevo convenio sea de cinco años, como era tradicional en los acuerdos anteriores a 1989, mientras que EE UU apuesta por repetir los ocho años del tratado vigente. Finalmente, éste va a durar 13 años, ya que se ha prorrogado tácitamente por cinco periodos anuales.
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