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Una exposición revisa la modernidad de Pinazo en el uso del color y la luz

De alguna manera fue el anti-Sorolla. No era un artista de masas, no tuvo el efectismo y la aceptación de su coetáneo. Resultaba esquivo, tímido, incluso huraño. Pero su obra se revaloriza con el tiempo. Ignacio Pinazo (1849-1916) hizo un uso del color y la luz más avanzado que Sorolla y, por eso, más difícil de aceptar por la sociedad de su época. Una exposición inagurada ayer en el Centro Cultural de Bancaixa, en Valencia, permite comprobar la intuición y la modernidad del trabajo de Pinazo a partir del natural.

La imagen del pensamiento: el paisaje de Ignacio Pinazo es el título de esa muestra, que recoge una treintena de dibujos y más de 60 óleos de paisajes, junto a textos originales escritos por el propio artista en los que se revelan sin tapujos sus reticencias, sus opiniones y sus disidencias respecto al contexto cultural y artístico valenciano del cambio del siglo XIX al XX. La treintena de dibujos procede de una extensa y poco conocida colección que estuvo oculta bastante tiempo en la casa familiar del pintor. Comisariada por Carmen Gracia, una de las grandes expertas en ese periodo del arte valenciano, la exposición se presenta en Bancaixa acompañada de otra muestra, titulada Momentos (1864-1916), Valencia en la época de Pinazo, donde se exhiben 80 fotografías procedentes de la colección de Juan José Díaz Prósper, que reflejan la Valencia de la época del artista.

Una mujer, ayer en la exposición, observa la obra de Pinazo titulada <i>Cazando mariposas</i>.
Una mujer, ayer en la exposición, observa la obra de Pinazo titulada Cazando mariposas.MÒNICA TORRES
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