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Los encerrados en un instituto de Leganés logran el compromiso de reformar el centro

Padres, alumnos y profesores protestaron durante 48 días porque las obras estaban paradas

F. Javier Barroso

La paciencia de los padres y de los docentes llegó esta semana a su punto álgido. A pesar de haber solicitado en innumerables reuniones explicaciones precisas de cómo iba a ser reformado el edificio, siempre habían recibido 'verdades a medias y muchas previsiones' que no se han llegado a cumplir, según informan los afectados. El edificio B del instituto pertenece al Ayuntamiento. Fue cedido por sus anterior propietarios, los padres agustinos. Desde entonces, siempre ha estado dedicado a la docencia. Primero fue colegio de primaria, y más tarde, instituto de educación secundaria.

La voz de alarma surgió hace dos años, cuando aparecieron en el centro numerosas grietas, tanto en el encofrado interior como en las fachadas del edficio. La Consejería de Educación decidió reformar el centro. Los estudios revelaron graves problemas estructurales que necesitaban medidas urgentes. Había que micropilotar todo el inmueble. Esta operación consiste en meter nuevas vigas a más profundidad para asegurar que el edificio no se mueva. De hecho, la zona donde está construido estuvo en su día repleta de huertas por la cantidad de agua que se acumulaba en el actual paseo de los Frailes.

Muros internos

Las obras de mejora comenzaron el pasado septiembre. Las empresas que se encargaron de la reparación comenzaron a micropilotar la estructura. Para poder trabajar, antes derribaron los muros internos del ala izquierda. Esto supuso que la mitad del inmueble quedara totalmente inutilizado, con el consiguiente problema de espacio, que afectó a 10 aulas y a algunos despachos.

Los problemas comenzaron en diciembre, cuando se paralizaron de la noche a la mañana los trabajos. Las anomalías en el resto del edificio continuaban, sobre todo las grietas. 'Hicieron una reforma rápida que consistió en un lavado de cara para que no protestáramos mucho y tranquilizarnos así un poco', explicaba una madre afectada.

Los padres y profesores se han movilizado desde el primer momento. Varios factores han motivado sus protestas. Primero hay que tener en cuenta que los 250 chicos que estudian en el edificio en reparación corrían un grave riesgo. 'No es por ser tremendistas, pero después de los hundimientos que ha habido en la capital, y con todo lo que ha llovido, no estamos seguros de que en cualquier momento no se venga abajo el edificio', aseguraba otro padre encerrado.

El segundo motivo eran las dificultades que suponía para los profesores y los propios alumnos la reducción de espacio en el centro. De hecho, tenían que aprovechar que algunos grupos se iban a gimnasia para dar las clases de refuerzo o de desdoble.

El encierro comenzó a las ocho de la tarde del pasado martes en el gimnasio. Unos 70 padres y profesores se encerraron con carácter indefinido para exigir medidas urgentes. Era una reivindicación previa a la reunión con el subdirector territorial de la zona sur de Educación, Alberto González. 'No se dan cuenta de los problemas que nos están ocasionando estas obras. Tenemos que dar clase justo encima de donde están los obreros. A partir de diciembre debería haber entrado otra empresa para terminar las obras, pero lo único que nos hemos encontrado es que los trabajos están parados. La situación es tan grave que muchos testigos de las grietas del edificio se han caído', explicó Javier Moreno, uno de los profesores del instituto Enrique Tierno Galván. 'En agosto mismo', añadió Galván, 'se cayó el techo de un servicio. Menos mal que no había nadie en ese momento en el centro'.

En la reunión con Alberto González arrancaron un acuerdo por el que los 250 alumnos del edificio B darán clase el próximo curso en aulas prefabricadas que se colocarán junto al centro A. La Subdirección Territorial de la zona sur también se comprometió a que todas las obras, incluidas las dos alas del inmueble, estuvieran terminadas durante el curso académico. De este modo, los alumnos podrían disfrutar de su centro a pleno rendimiento en el curso 2002-2003. Los afectados depusieron su encierro el jueves a las 20.00, tras someter a votación las soluciones aportadas por el subdirector territorial, Alberto González.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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