Un rebaño en la Casa de Campo

La Casa de Campo cuenta, desde esta semana, con una figura más que añadir al paisaje del parque. Entre los árboles del pulmón verde madrileño y a pocos metros de los cientos de prostitutas que ejercen allí, Francisco Martín, pastor de 55 años y natural de Papatrigo (Ávila), llevará a pastar a sus 900 ovejas hasta el próximo junio.

El Ayuntamiento le ha adjudicado, durante cuatro temporadas, el aprovechamiento de los pastos para evitar así incendios forestales. Francisco, que pagará un canon anual de 601.000 pesetas, no tiene ningún problema por la masiva presencia de meretrices cerca de su rebaño. 'Digo yo que los ojos están para ver... Además, estas chicas están muy descapotadas', comenta el pastor, refiriéndose a la poca vestimenta de las mujeres.

Sobre la calidad del pasto que comen sus ovejas, Francisco no se muestra excesivamente preocupado por que entre la hierba pueda haber condones desechados por los clientes de las prostitutas. 'A las ovejas parece que les gusta comerse los preservativos. Debe de ser que tienen buen sabor y proteínas', reflexiona.

Francisco, que duerme en una caseta de la Casa de Campo, se levanta a las siete de la mañana, suelta el rebaño de once de la mañana a nueve de la noche y luego lo recoge. 'Como mi mujer se ha quedado en Ávila', dice, 'tengo que cocinar y hacerme la compra, pero no me importa'.