_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pues vaya

¡Ay, qué alegría tan grande! Ha vuelto el macho (que no el hombre: el hombre es otra cosa). Tendremos misiles para defender Ceuta y Melilla. Y, además, Bush mantiene el control de lo de la China y sabe perfectamente cómo destruir el planeta en siete días, y Sharon no nos defrauda.

Ciertos sectores de la justicia siguen aportando su granito de arena a la reconstitución de un Mundo Macho en Orden. Por ejemplo, la Audiencia de Barcelona, con esa pena mínima que ha decretado para el violador de una niña de 13 años: todo porque la susodicha no era 'absolutamente inexperta en el tema de la sexualidad'. ¿Por qué tengo la impresión de que, cada vez que se produce un caso de violación, se sospecha de la víctima y se hace lo imposible para encontrar motivos exculpatorios para el responsable?

De modo que la chica no cumplía con el requerimiento reglamentario exigido a toda violada por delante o por detrás, por arriba o por abajo, de pie, de rodillas o tumbada: ser virgen. En cambio, el violador, que se ha salido con seis años y lo que te rondaré en rebajas, hizo un trabajo impecable: sólo la obligó a arrodillarse y practicarle una felación, mientras la sujetaba por el pelo y le apuntaba a la cabeza con un revólver, haciendo girar el tambor. El hombre, Antonio Morillo Morant, es agente del Cuerpo Nacional de Policía.

Dice la sentencia que 'la exhibición del revólver por parte del procesado fue el medio de atemorizar a la menor y doblegar su voluntad, sin que se utilizara el arma de modo que pudiera generar un riesgo para la vida o integridad física'. Deduzco, desde mi mente embrollada, que el tipo se comportó con delicadeza, considerando que la niña no le llegó entera. Podía haberle descerrajado un tiro como castigo por sus pecados, e incluso en defensa propia: tal como estaba situada la receptora de sus favores, de hinojos y con la boca en torno al asunto, podía habérselo arrancado de cuajo. Y a buen seguro que semejante temor también habría actuado como atenuante.

Recapitulando, creo que lo único razonable que nos puede ocurrir en los próximos días es que las fuerzas de paz internacionales consigan llevar ante el Tribunal de La Haya al peluquero de la señora Milosevic.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_