Los periodistas de la televisión privada rusa se atrincheran para rechazar el control del Kremlin
Vladímir Gusinski pacta con Ted Turner, fundador de la CNN, la venta de Media Most
La NTV ha suprimido sus programas de entretenimiento y emite tan sólo informativos y publicidad. El resto del tiempo, la pantalla muestra un estudio vacío, un cartel explicativo del 'intento ilegal de cambiar la dirección' y, en un rincón, el anagrama de la NTV cruzado por la palabra 'protesta'. La sede de la cadena -a escasos metros de la torre de televisión de Ostankino, que sufrió un aparatoso incendio el pasado agosto- es un continuo ir y venir de políticos y periodistas. A la puerta del edificio, algo más de un centenar de manifestantes que hacen ondear la bandera tricolor de Rusia montan guardia para defender el futuro de la cadena como medio independiente del poder y garantía de la libertad de información.
Debilitada por la mala cabeza financiera de su dueño, Vladímir Gusinski (pendiente en España de una demanda de extradición a Rusia), el canal se enfrenta ahora a un asalto del principal acreedor del magnate, Gazprom, en el que el Estado tiene el 38% de acciones. En la NTV se identifica al monopolio gasístico con el Kremlin, aunque los nuevos directivos lo niegan con vehemencia y dicen que éste es un simple conflicto económico, que estalló porque Gusinski no paga sus deudas.
Amenazas de Putin
Como prueba de que Putin no es neutral, el diario Noviye Izvestia aseguraba ayer que, en febrero de 2000, en plena campaña electoral, Vladímir Putin amenazó al presidente de Gazprom, Rem Viájirev, con hacerle pedazos si no conseguía que la NTV cambiase su postura sobre Chechenia. El ex jefe de Estado de la URSS Mijaíl Gorbachov pidió ayer, por cierto, la intervención directa de Putin para resolver el conflicto y garantizar el pluralismo informativo.
La cobertura de la guerra de Chechenia, junto al programa equivalente a Los Muñecos del Guiñol -que ridiculiza al líder del Kremlin-, la apuesta por un caballo equivocado en los últimos comicios y, en general, una cobertura crítica con el poder son, según los directivos de la cadena, las claves de que Putin quiera liquidarla en su actual estructura. El presidente, sin embargo, se mantiene oficialmente al margen y dice que no tiene nada que ver con el acoso de la fiscalía a Gusinski y la disputa económica por el control del canal.
Hay un 19% de las acciones de la NTV en manos de Gusinski, empeñadas como garantía de un crédito de Gazprom y de las que, en teoría, dependía el control de la cadena. Pero, sin que quedase resuelto el conflicto sobre quién tenía el derecho de voto sobre las mismas, la mayor empresa de Rusia justificó su golpe de mano con el argumento de que su 46% le permitió alcanzar la mayoría gracias al pacto con Capital, un grupo inversor norteamericano propietario del 4,4% y hasta ahora aliado de Gusinski. Kiseliov, sin embargo, declaró ayer que Capital no participó en la junta de accionistas ni delegó su voto como se ha dicho en el Bank of New York.
Lo que sí confirmó es que Gusinski ha llegado a un acuerdo de principio con Ted Turner, fundador de la CNN, con las acciones del magnate en Media Most -propietaria de parte de la cadena- en juego. Kiseliov no quiso dar detalles, pero el diario estadounidense The Washington Post informaba ayer de que Turner ha puesto sobre la mesa 225 millones de dólares (42.000 millones de pesetas).
No están claros los derechos sobre la gestión de la NTV que este acuerdo daría al magnate norteamericano y a sus socios, pero un portavoz de Gazprom declaró ayer que Turner se arriesga a que le estafen, ya que Gusinski ha escamoteado la mayor parte de los activos de Most. La búsqueda de un socio extranjero ha centrado durante meses los intentos del patrón del grupo por salvar la independencia de la NTV.
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