_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

BIDA versus Bienal

Al margen de las opiniones o prejuicios que cada lector cultive acerca de la anunciada e inminente Bienal de Valencia, lo cierto y sabido es que este acontecimiento artístico constituye un capítulo estelar del programa cultural del PP valenciano. No menos cierto y sabido es que se celebrará entre junio y octubre de este año en torno a un eje vertebrador que se resume en el enunciado 'la comunicación entre las artes' y que convertirá nuestra ciudad -o hacia ahí se apunta- en un escenario plural con proyección internacional. Hasta el momento, que nosotros recordemos, el fasto ha sido presentado en Madrid, Shangai, Nueva York, Milán y Berlín.

Como era previsible y es propio de estas iniciativas -¡y no digamos por estos pagos!-, las críticas y desdenes han precedido a los hechos, si bien parece que sin el menor efecto disuasorio. La prensa especializada y foránea sigue glosando con entusiasmo este hito del que, imparcialmente juzgado, merecen subrayarse la ambición de la propuesta y el riesgo que asumen sus promotores. Siendo así que no se nos solicita una adhesión incondicional, la contribución mínima habría de ser un respeto por el aludido arrojo y largo aliento de la empresa. Y esto, que vale para todos, cobra un énfasis especial en punto a determinado organismo del Gobierno central.

Nos referimos a la Secretaría de Estado de Deporte y a su titular, Juan Antonio Gómez Angulo, quien por lo visto se obstina en ejercer de zapador o dinamitero del evento valenciano sin que nadie le haya parado oportunamente los pies. Y decimos lo dicho porque al caballero no se le ha ocurrido otra genialidad que la de organizar para las mismas fechas y en esta ciudad la Bienal Internacional del Deporte en el Arte (BIDA). La confusión, pues, está servida con la consiguiente y más que probable devaluación de ambas bienales.

El asunto resulta tanto más agraviante por tratarse de proyectos condimentados en el seno de un mismo partido en el poder y haber sido informados y prevenidos en su momento los organismos centrales competentes a fin de evitar el anotado solapamiento de certámenes, e incluso negociar su integración en una única convocatoria. Por desgracia, el empecinamiento del mentado secretario no ha auspiciado una solución razonable y ahora nos encontraremos con dos ofertas simultáneas y campando a su aire, en detrimento de nuestra bienal, que nace aquí radicada y con vocación de futuro, en tanto que la otra es itinerante y ajena.

Con una pizca de demagogia diríamos que el malvado Madrid nos ha avasallado una vez más. Y resulta obvio que, con estos u otros términos, lo evidente es que ha procedido desdeñosamente con la muestra valenciana, pues por el mismo gasto hubieran podido elegir otra capital para su dichosa BIDA. Ahora bien, quienes realmente nos chocan y decepcionan son los gobernantes indígenas, empezando por el consejero de Cultura, Manuel Tarancón, indiferente e impasible ante este avasallamiento. Diríase que lo suyo es el deporte, en tanto que calienta las poltronas VIP de los estadios. Pero si este orondo gestor no está por la labor de la Bienal de Valencia, bien pudiera haber terciado el molt honorable president Eduardo Zaplana para poner orden donde un subalterno o una ministra distraída campan por sus respetos e ignoran el ámbito de esta autonomía. Otra cosa es que haya interés en torpedear sibilinamente esta historia.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_