Caruana acepta que técnicos españoles asistan a las pruebas del 'Tireless' en Gibraltar
Londres consulta ahora con el Gobierno de la colonia lo que le impuso hace cuatro meses
El Foreign Office trata cada vez con más deferencia al Gobierno gibraltareño. Ante la insistencia española en que técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) visitasen el sumergible, Londres organizó el 3 de noviembre pasado un recorrido restringido por el buque anclado en la base militar de Gibraltar. Caruana no fue consultado y, al enterarse, protestó airadamente.
El CSN lleva ahora meses recalcando que desea estar presente durante las pruebas hidrostáticas, previstas para la tercera semana de este mes, que permitirán comprobar si la tubería de refrigeración del reactor, en la que se detectó una grieta, ha sido reparada correctamente.
Josep Piqué, el ministro de Exteriores español, trasladó esta petición del CSN a su homólogo británico, Robin Cook, pero éste echó balones fuera. El jefe de la diplomacia española llegó a dar a entender en público que la solicitud del Consejo no iba a prosperar.
El CSN no se dio por vencido y empezó a negociar con el Panel Nuclear Regulador de la Royal Navy, que preside Peter Hurdford, un acuerdo que, sin poner en peligro los secretos nucleares que Londres quería salvaguardar, permitía a dos ingenieros españoles "estar presentes durante esas pruebas y certificar el éxito de la reparación", según explica una fuente diplomática.
El compromiso fue elevado el 20 de febrero al llamado comité técnico hispano-británico, en el que, además de expertos de ambos países, participan representantes de los ministerios de Exteriores, Defensa, etcétera. Los españoles dieron desde el primer momento su visto bueno al acuerdo alcanzado. El Foreign Office calló.
La diplomacia británica consultó entonces con el Gobierno de su colonia con el propósito de lograr su autorización. A juzgar por las declaraciones que iba haciendo, el ministro principal se mostraba poco receptivo.
"Lo que ocurre en una base militar en un Gibraltar bajo soberanía británica", recalcaba Caruana en una entrevista publicada en marzo por el Daily Telegraph, "es un asunto que concierne al Reino Unido y a Gibraltar y en ningún caso a España. La idea de que al ser usted un vecino adquiere en cierta medida un derecho sobre las instalaciones militares adyacentes es insólita", agregó.
Caruana cambió ayer de opinión y aceptó la presencia de un solo técnico español en el marco de la "cooperación vecinal" entre el Peñón y España. El Ejecutivo colonial publicó un comunicado en el que afirma no oponerse a la visita a condición de que quede claro "que España no desempeña ningún papel en la base naval de Gibraltar y que el Gobierno británico no va a considerar otorgar a España tal papel".
A pesar de estas reservas, la oposición a Caruana arremetió contra la decisión. "La visita al submarino, atracado en un puerto británico cuya soberanía es reivindicada por España, conlleva graves implicaciones políticas", reza un comunicado conjunto de socialdemócratas y liberales gibraltareños.
Si las pruebas de presión confirman que la reparación ha sido efectuada correctamente, la siguiente fase, a principios de mayo, consistirá en encender el reactor para zarpar a mediados del mes próximo justo antes de que se cumpla un año de la llegada del submarino. Londres quiere que la fecha del arranque del reactor sea secreta para evitar las protestas.
El PSOE, IU y numerosas instituciones andaluzas y organizaciones ecologistas han exigido que el reactor sea encendido en alta mar y no en puerto, algo que los técnicos británicos y españoles consideran imprudente.
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