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Columna
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Conejillos de indias

Se ha celebrado estos días la presentación de la tercera edición del libro País perplex del amigo Marqués. (¡Enhorabona, Josep Vicent!). Y héte aquí que las Cortes Valencianas han querido sumarse al evento. El miércoles pasado, la institución que representa, ¡nada menos!, que la voluntad popular de los valencianos, ha aprobado la llamada ley de parejas de hecho con el único voto a favor de la derecha. La izquierda votó en contra. Los representantes de la derecha valenciana en las Cortes, haciendo oídos sordos a las recomendaciones de los representantes de la Santa Iglesia católica, apostólica y romana, y al sentir de los 'valencianos de bien', han dado su voto favorable a esa ley. La izquierda se ha opuesto. Solamente en un país como el nuestro, en un país perplex, se podía dar un caso como éste.

Claro que todo tiene su explicación. Y nos la da el Boletín Oficial de la Moncloa, es decir, el diario madrileño ABC. El pasado viernes, en un breve publicado bajo la fotografía del inquilino monclovita, señor Aznar, el diario conservador advertía de lo siguiente: 'Consciente el Gobierno del coste político de la prometida Ley de Unión Civil, Eduardo Zaplana se ha adelantado unos pasos para otear el horizonte. La ley de parejas de hecho aprobada por las Cortes valencianas, con el voto en tropel del PP, puede aclarar bastante las intenciones del Ejecutivo de José María Aznar en tan polémico asunto. Se trataría de que Valencia sirviera de campo de pruebas, de laboratorio donde sopesar y medir reacciones. Si la cosa funciona, el Gobierno pondría sobre la mesa su ley, que no permitirá la adopción y no reconocerá la nacionalidad española al contratante extranjero. Con Zaplana de explorador, Aznar, por ahora, permanece a la espera'.

Es decir, que ni 'poder valenciano', ni 'valencianizar España', ni 'valencianizar Europa', ni nada de nada de toda aquella pompa con que nuestro molt honorable gusta de revestirse con toda solemnidad para convencernos de sus grandes logros. Simplemente, laboratorio para hacer experimentos. Y en eso estamos. Sirviendo los valencianos de conejillos de indias. En este caso con motivo de otear el horizonte sobre las parejas de hecho; en otra ocasión para lanzar un proyecto de financiación autonómica, a ver qué pasa; ahora, con proyectos para ver de tratar de controlar las universidades por el poder político enmascarado en la fórmula de los consejos sociales, porque también en esto Zaplana trata de otear el horizonte para mejor información de Aznar, que se muere por controlarlo todo. Incluida la Universidad, y en eso anda metida en faena la ministra del ramo. Así pues, somos la comunidad-probeta. El banco de pruebas. ¡Hombre!, si acaso nos hubiesen puesto el AVE como fórmula experimental a ver qué resultados se obtenían, para luego aplicarlo en otros lugares... Pero, no parece ser que vayan por ahí los tiros. Porque, ¿qué noticias tenemos del AVE Madrid-Valencia? Con Arias Salgado de ministro se nos vendió la burra de que aquello estaba prácticamente hecho. Luego con Álvarez Cascos lo mismo. ¿Dónde está el poder valenciano en esto del AVE? No se ha visto por ninguna parte. ¡Conejillos de indias! Pero tenemos un ley de parejas de hecho. Que dicho sea de paso, no sirve para nada. O para bien poco. Por que para lo fundamental, la Comunidad Valenciana no tiene competencias. Son del Estado. En resumen, una mascletà. Ruido y humo.

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