El Reina Sofía exhibe las variaciones de Picasso sobre los maestros de la pintura

Una fotografía de Picasso en camiseta frente al lienzo, hecha por André Villiers en el estudio de la Victorine (Niza, 1965), durante el rodaje de la película El misterio Picasso, de Clouzot, inicia el montaje de la exposición Picasso. Las grandes series, que permanecerá abierta desde hoy y hasta el 18 de junio en el primer piso del Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid (Santa Isabel, 52).

Un total de 120 pinturas y dibujos muestran el desarrollo de las variaciones realizadas por Picasso entre 1953 y 1971, dos años antes de su muerte, sobre cuadros y temas de los grandes maestros de la pintura universal. Por orden cronológico, el pintor se mide y se enfrenta a Las mujeres de Argel, de Eugène Delacroix, el tema del estudio del pintor (en La Californie, después del traslado de Vallauris); Las meninas, de Velázquez; El almuerzo campestre, de Manet; El rapto de las Sabinas, de Poussin (coincide con la crisis de los misiles cubanos de 1962), y las clásicas relaciones del pintor y su modelo, con las que termina su vida.

Durante tres años, Paloma Esteban, conservadora del museo y comisaria de la exposición, ha logrado encajar las piezas más representativas de las seis grandes series. 'Somos los últimos en exponer la obra del último Picasso, sobre el que se realizaron grandes muestras, pero tenemos la primacía de mostrar una iconografía inédita del artista, al reunir las grandes series que pintó en los últimos 20 años de su vida', declaró ayer.

Paloma Esteban descubrió durante la preparación de muestras de Cézanne y Monet en el antiguo MEAC que la última etapa de estos creadores era 'de una lucidez extraordinaria, alejada del declive personal, con una producción lúcida comparable con sus mejores años'. El proyecto de reunir las grandes series fue apoyado por el anterior director del museo, José Guirao, y permaneció en la programación del actual, Juan Manuel Bonet, quien ayer destacó las 'nuevas luces' que aporta el montaje, diseñado por Juan Ariño, sobre el Picasso tardío. Paloma Esteban, comisaria también de una reciente Picasso Minotauro, destacó la colaboración de la familia de Picasso, sobre todo de su hijo Claude, portavoz de la familia y miembro del patronato del museo, que aunque ayer no pudo asistir a la inauguración ha seguido de cerca la preparación. La muestra, con piezas de museos y coleccionistas, ha sido patrocinada por la Fundación BBVA, con 100 millones de pesetas, y la colaboración de la Sociedad Estatal España Nuevo Milenio, con 44 millones.

Aunque Picasso no dejó un testimonio sobre la elección de los temas para hacer su propia interpretación de los maestros del pasado, Paloma Esteban interpreta estas variaciones como homenaje y un punto de partida para otras creaciones. 'El motivo de estas series es el deseo de enfrentarse cara a cara con el proceso de creación, con la pintura. Picasso elimina la anécdota para enfrentarse con la propia pintura. Al artista le interesa ver cómo se refleja el proceso, que con frecuencia está fechado en los cuadros, y la evolución. En estas dos últimas décadas, Picasso es absolutamente lúcido, libre y osado; se atreve con todos los procedimientos conceptuales y formales, con unos contrastes cromáticos que parecen imposibles. Es una pintutra jugosa, una pintura para pintores'.

El catálogo, con diseño gráfico de Gonzalo Armero, incluye textos de Paloma Esteban, Susan Grace Galassi, Dore Ashton, María Teresa Ocaña, Miguel Zugaza, Dominique Dupuis-Labbé y Elizabeth Cowling, y un catálogo razonado de las obras expuestas.