'Hay más obesidad en los niños que no desayunan'
Javier Aranceta, director de la Unidad de Nutrición Comunitaria de Bilbao, y Lluís Serra, presidente de la Sociedad Española de esta especialidad, han presentado en el IV Congreso Nacional de Nutrición Comunitaria la primera fase del estudio EnKid sobre hábitos alimentarios de la población infantil y juvenil española. Se trata de un trabajo pionero, en el que se recogen datos de unos 5.000 niños y jóvenes de entre 2 y 25 años representativos de todas las autonomías. Aranceta además presentaba hace unos días en la Universidad de Navarra, donde es profesor asociado, su libro Nutrición comunitaria, el primero de esta disciplina en castellano.
Pregunta. ¿Qué datos destacaría de esta primera fase del estudio?
En el desayuno hay que tomar cereales, lácteos y fruta. Menos del 30% de los niños lo hacen
Respuesta. Todavía hay en España entre un 8% y un 9% de este sector poblacional que acude a sus cometidos diarios sin desayunar nada. Esto es preocupante, puesto que desde los años cincuenta se han hecho unos 2.000 estudios que demuestran que desayunar bien incrementa el rendimiento académico y laboral, y viceversa. Y no sólo esto, puesto que también está demostrado que las personas que no desayunan bien ya no lo recuperan nutricionalmente en el resto del día. Otro hecho importante que hemos observado es el mayor porcentaje de sobrepeso y obesidad entre los que no desayunan, algo que también habíamos visto en ancianos.
P. Todavía faltan más datos por extraer del estudio. ¿Podría adelantar alguno?
R. Tenemos pensado presentar en noviembre de este año la tipificación ponderal de la obesidad infantil en España, es decir, la descripción de cuántos niños tienen sobrepeso y delgadez, y los factores que lo condicionan. Posteriormente, en una tercera fase que pensamos presentar el año que viene, daremos cuenta del modelo de alimentación global.
P. Otro de los puntos importantes de esta fase ha sido la tipificación de los factores determinantes de un desayuno adecuado. ¿En qué consisten?
R. Hemos descubierto que el mejor tipo de desayuno es el que constituye el 20% de la ingesta total diaria, que además se realiza en compañía y en el que se invierte un tiempo de 10 a 15 minutos. Por áreas geográficas, se ha comprobado que en las comunidades autónomas de la mitad norte de España se desayuna mejor, aunque las diferencias tampoco son tan elevadas, y también que en las comunidades en las que se insiste institucionalmente el desayuno mejora; así, en el País Vasco, sólo el 3% de los jóvenes y niños no desayunan, mientras que en Cataluña la cifra se eleva al 12%.
P. ¿A qué llaman ustedes un desayuno adecuado?
R. Debe incluir tres grupos de alimentos: cereales -pan, bollería artesanal, galletas o papillas-; lácteos, es decir, leche, yogur o cuajada, y fruta, tanto en su forma natural como en zumo o en compota. Pues bien, sólo entre un 25% y un 29% de este sector poblacional realiza este desayuno ideal. Hay que insistir especialmente en el grupo de la fruta, pues su contenido en fibra y en pectina gradúa la absorción de nutrientes, algo esencial para que los niveles de glucemia (azúcar en sangre) duren el máximo tiempo posible.
P. ¿Cómo se puede conseguir habituar a niños y jóvenes a ese desayuno ideal?
R. Habría que hacer una escenificación del desayuno: que resulte atractivo, que estimule y que se haga colectivamente, en familia. Y pasar gradualmente de ser los padres quienes lo preparan a hacerlo uno mismo.
P. ¿Y a la hora del recreo?
R. En estos periodos de crecimiento, muchos niños y jóvenes necesitan un suplemento a media mañana, algo que debería llevarse de casa, como bollería artesanal, el tradicional bocadillo o una pieza de fruta. Así evitaríamos que ese apetito se sacie con bollería industrial, que introduce elementos poco recomendables.
P. Y el resto de la población, ¿cómo se alimenta y cómo podría mejorar?
R. Hay que hablar de segmentos diferentes. El desayuno más potente lo realizan los ancianos, mientras que la población comprendida entre 25 y 60 años tiene unos hábitos razonables pero también mejorables. Habría que sustituir el café por un desayuno más completo y la tapa o el pincho de media mañana por alguna pieza de fruta. Y esto no tiene por qué ser incompatible con los compromisos sociales y de trabajo.
P. Otro de los tópicos es que deberíamos copiar los desayunos de los países del norte.
R. Los que tienen que copiar los hábitos alimentarios son los países que nos rodean; de hecho, lo están haciendo, mientras que nosotros sólo copiamos lo malo.
P. Con tanta vaca loca y otros problemas, ¿cree que están cambiando los hábitos alimentarios de los españoles?
R. Sí, la gente es más sensible, y esto va a acrecentar la presión en las empresas para ofrecer más calidad a pesar de que eso cueste cinco pesetas más. Y también en las instituciones, para que eleven los controles y eviten la picaresca. Por otra parte, hay que primar la cesta de la compra y buscar la mayor calidad posible, algo que no va a repercutir esencialmente en nuestra economía.
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