'Bilbao ya quería ser una región metropolitana hace un siglo'
Ana Azpiri (Bilbao, 1966), doctora en Historia de Arte, acaba de publicar un libro sobre el urbanismo en Bilbao entre 1900 y 1930, tras cinco años de investigación.
P. ¿Qué pretende aportar con este libro?
R. Abrir una puerta que permanecía cerrada sobre unos años de la historia urbana de Bilbao. Ha sido una sorpresa, porque asuntos de rabiosa actualidad ya se planteaban a principios de siglo: la liberalización del suelo, las competencias en urbanismo, si la iniciativa privada o la pública deben hacer viviendas de precio bajo, si la ciudad es de los vecinos o de los propietarios de suelo.
P. Son problemas que siguen sin resolverse.
R. Porque no son problemas, son opciones políticas. La situación vivida a principios de siglo demuestra hipótesis que no son ciertas, como que liberalizar el suelo y habilitar mucho suelo urbanizable baja lo precios. En el primer tercio del siglo se demuestra que en Bilbao no es así. De hecho, hay que hacer una gran política de vivienda obrera para poder construir a precios bajos.
P. ¿Es comparable la situación de cambio urbanístico de entonces con la actual transformación de Bilbao?
R. En algunos aspectos, sí. La tendencia marcada a principios de siglo era que Bilbao se convirtiera en una región metropolitana, desde el puente de San Antón hasta el Abra. La columna vertebral era el Puerto de Bilbao, que tenía 14 kilómetros de longitud y los ciudadanos de la época lo veían cómo el área de influencia de Bilbao, donde ponían sus negocios, sus minas, sus segundas residencias. En 1923 se barajan dos opciones: absorber todo hasta Barakaldo o hacer una región urbana intermunicipal.
P. Entonces Bilbao estaba más encorsetada por la ría, justo lo contrario de lo que se pretende ahora.
R. En aquel momento no estaba tan encorsetado. La diferencia entre margen derecha e izquierda es posterior. En esos años, Portugalete es una zona de segunda residencia casi equiparable a Las Arenas. Incluso en 1901 hay un proyecto, poco conocido, de hacer en Portugalete una ciudad de nueva planta desecando marismas. El sentido era que se planeaba hacer unos muelles para los grandes transatlánticos. Es una muestra de lo que pudo ser la Margen Izquierda.
P. ¿El debate sobre el modelo urbanístico de ciudad fue entonces especialmente virulento?
R. Había una disyuntiva clara. Por una parte, estaban los que querían que Bilbao creciera, que eran los socialistas, republicanos y conservadores monárquicos, porque ganaban las elecciones en la ciudad. Los que no querían el crecimiento eran los nacionalistas, porque ganaban en las anteiglesias y los pueblos.
P. ¿Qué es lo más significativo de esos 30 años?
R. Es una época de grandes ambiciones pero de realizaciones muy escasas. De lo que se pretendía a lo que se hizo mediaba un abismo. Tampoco había capacidad económica y política suficiente. En 1900 la opinión pública está porque Bilbao se convierta en una especie de Düsseldorf, Hamburgo, pero el municipio no tiene capacidad real.
P. ¿Qué propuestas urbanísticas importantes quedaron descartadas?
R. Lo más significativo fue el plan comarcal de 1923, que hubiera supuesto una definición de usos del suelo hasta el Abra y evitar la implantación desordenada de las actividades, que es lo que ocurrió. Pero la posibilidad de zonificar no estaba todavía en el urbanismo español. Pero es una época emocionante, porque se ve el ingenio para intentar salvar las limitaciones. La Diputación, que no tenía competencias en urbanismo, utilizaba un plan de carreteras para organizar el esqueleto vial del territorio. Se ve cómo luchan y no lo consiguen.
