Visas y vicios

Gran conmoción ha causado la decisión de los ministros europeos de exigir a todo colombiano una visa para ingresar al territorio comunitario, incluida, por supuesto, la Madre Patria. Desató la ira nacional, la cual ojalá presenciáramos con igual intensidad ante males como la violencia y la pobreza que carcomen diariamente al país. (...) Parece justo cuestionarse si ella no obedece también a una coyuntura cierta y a una realidad política inocultable.

A un factor de coyuntura, porque nadie podría desconocer que la UE, y España en particular, han sido blanco reciente del flujo de narcóticos proveniente de nuestro país (...) y de la invasión de inmigrantes. (...)

Además, tampoco es realista pretender que un socio de la Unión, como España, pueda bloquear una decisión que cuenta con la fuerza política de la mayoría. (...) Es cuando menos iluso pensar que iría a afectar su pertenencia geopolítica al bloque comunitario sólo por defender los más lejanos lazos con una de sus ex colonias.

(...) No podemos convertir esto en un agravio fatal a la colombianidad, mientras que el país se deshace entre la guerra y la pobreza. (...) Cierto es que la Madre Patria se ha mostrado lejana e indiferente en muchos ámbitos del desarrollo de sus hijas, pero entonces exijamos una retribución en donde toca: por ejemplo, en el apoyo a un plan europeo de ayuda al conflicto colombiano, el cual ha ido dilatándose en el académico debate de si el Plan Colombia debe ser bélico o social. No insistamos en reclamos emotivos que nos hacen llorar mucho, pero que en muy poco ayudan.

Bogotá, 23 de marzo