Londres trata de frenar la rebelión de los granjeros por las matanzas de la fiebre aftosa
Los ganaderos califican la situación de crisis nacional y exigen ayudas para los sacrificios
Francia, con un sólo foco comprobado, volvió ayer a demostrar sus reflejos en esta crisis ganadera y anunció un completo plan de ayudas financieras para los ganaderos del departamento de Mayenne, donde se registró el primer caso, y su vecino de Orne. Así, el ministro de Agricultura, Jean Glavany, estableció un fondo de 4,57 millones de euros (760 millones de pesetas) para almacenar carne y financiar el sacrificio de animales (no subvencionado por la UE). También dispuso la reducción de cotizaciones sociales para las empresas del sector y préstamos bonificados para los afectados.
Al otro lado del Canal, en el Reino Unido, Scudamore, sin contar con el apoyo de un plan de ayudas, se metió en la boca del lobo y se reunió con un grupo de propietarios seleccionados por la rama local de la Unión de Granjeros. Muy molestos, los que quedaron fuera de la cita criticaron el 'secretismo' del enviado oficial, que evitó así preguntas directas del tipo: '¿Por qué se empeña el Gobierno en sacrificar ovejas y cerdos sanos cuando aún hay reses que llevan días esperando a ser enterradas o incineradas por todo el país'. O bien: 'Esta nueva matanza indiscriminada de ganado, ¿ responde a razones epidemiológicas o tal vez políticas?', inquirió Margaret Smith, una granjera escocesa.
La delicada cuestión de las compensaciones por sus rebaños destruidos sigue sin estar clara, y los propietarios más combativos aseguraban ayer de que sus tierras seguirán cerradas a todos aquellos que traten de tirotear a sus animales. 'Éste es un cálculo aún por efectuar, pero lo lógico sería ofrecerles el mismo precio del mercado por cada animal perdido', avanzó el Ministerio de Agricultura.
Para el veterinario jefe, que ha dado muestras de serenidad y rigor durante las cuatro semanas de crisis provocada por la epidemia, salir airoso de la cita de Cumbria resultaba crucial. Debía anunciar oficialmente el sacrificio de unos 300.000 cerdos y ovejas sanos entre dicha región, que suma 86 focos, así como en Dumfries y Galloway, las zonas más atacadas de Escocia, con 46, y a nadie se le escapa que llevar a cabo dicha tarea sin la colaboración de los dueños pondría en aprietos a Londres. El Gobierno laborista desea ganar sin choques esta batalla de la fiebre aftosa a pocas semanas de las elecciones locales, y tal vez también las generales, previstas de momento para el 3 de mayo. De ahí que Jim Scudamore, que no está facultado para hablar de subvenciones económicas que aliviarían el mal trago de los granjeros, pusiera ejemplos simples y muy gráficos durante su estancia en Cumbria. 'Necesitamos contener el brote haciendo una especie de cortafuegos con la fiebre. Si aislamos las zonas más infectadas evitaremos la propagación salvando así las granjas todavía limpias', afirmó.
Lo malo es que las cifras de la matanza siguen bailando y hasta el Ministerio de Agricultura las da por aproximación. 'Debemos tener en cuenta tres grupos de animales sentenciados: los cerca de 199.000 enfermos, muertos y en espera de serlo; otros 100.000 que deben perecer por haber estado en contacto con otros en grandes mercados y en transportes de mayoristas, y ahora estos 300.000 en apariencia sanos, pero que podrían estar incubando la fiebre. Si bien esta es la situación actual, lo que ocurra con el ganado sano en Devon y Gales podría cambiarlo todo en breve', señalaron fuentes oficiales. En espera de que Nick Brown tome una decisión sobre el futuro de estos últimos rebaños, del suroeste y el oeste del país, respectivamente, Jim Scudamore espera informar hoy a su jefe de lo ocurrido en Cumbria. Si la situación se calma, las matanzas deberían comenzar allí en cualquier momento. Unos animales sobre los que nadie se atreve aún a efectuar recuento alguno son las ovejas a punto de tener sus crías cercadas desde el inicio de la infección en los pastos y que no pueden volver a los establos. 'Dejarlas a la intemperie en un momento así no es de recibo y tal vez haya que sacrificar a muchas de ellas', añadieron portavoces de Agricultura.
En Escocia, donde el Gobierno autónomo ha iniciado ya el sacrificio de animales sanos, la rama local de la Unión de Granjeros ha calificado la situación de crisis nacional y ha pedido el traslado inmediato de los restos de animales quemados en piras durante los últimos días y que siguen abandonados en las tierras de sus dueños. 'Tan importante como sacrificar animales para que no propaguen la enfermedad es deshacerse de los que están muertos y pueden contaminar el subsuelo', ha dicho Jim Walker, presidente escocés del sindicato.
A diferencia de sus colegas de Cumbria, Walker defiende la destrucción de rebaños sanos, sobre todo después de haber visto cómo nacían muertas el 90% de las crías de un rebaño completo de ovejas locales que no mostraba síntomas de la fiebre aftosa. Como en otras zonas afectadas, muchos de los granjeros de su región siguen dispuestos a enfrentarse a las autoridades si no recibir pronto la confirmación de que serán compensados por cada cabeza muerta.
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