Anecoop cruza sus 25 años con la concentración de cooperativas
La sociedad cuenta con 120 entidades agrupadas y comercializa sus productos en 50 países
En los años 60 proliferaron las cooperativas orientadas exclusivamente a la comercialización de los productos agrarios. 'Fueron una mala copia del comercio privado y en la mayoría de los casos fracasaron', recuerda Luis Font de Mora, autor del libro Anecoop. 25 años, que la compañía presentará con motivo de su aniversario. De entonces son los fiascos de las cooperativas Valuni, de Montcada, y Santa Catalina, de Villamarchante, dos experiencias fracasadas auspiciadas por las cámaras agrarias provinciales.
Anecoop nació para aprovechar las economías de escala en un momento en que el sector de la distribución empieza a organizarse en Europa. El comisario de Economía de la Unión Europea, Pedro Solbes, entonces delegado regional de Comercio, insistió para que las cooperativas diferenciaran la comercialización del resto de tareas. Las 30 cooperativas de base de Valencia y Castellón que fundaron Anecoop el año 1975 convirtieron la Alemania Federal y los Países del Este en sus mercados más importantes.
El primer año se exportaron 13.000 toneladas, la práctica totalidad cítricos. En los tres siguientes, Anecoop se colocó entre los 15 primeros exportadores españoles de frutas y hortalizas, por detrás de gigantes como Pascual Hermanos, Martinavarro o la cooperativa de Algemesí. Su relación con los países del Este, mercados de economía planificada, despreciados por el comercio privado, les dio cierta estabilidad. Los contratos se firmaban con antelación y con el tiempo los resultados económicos eran incluso mejores con la URSS que con la Alemania Federal.
Desde el punto de vista interno, la existencia de esta sociedad incitó a algunas poblaciones a reorganizar sus cooperativas, tratando de imponer la lógica del mercado y huyendo en la medida de lo posible de los precios políticos. 'Anecoop ha vertebrado este país nuestro, participando activamente y siempre de abajo a arriba. Un proceso aparentemente lento que ha llegado muy lejos', apunta el ex consejero socialista de Agricultura.
Desde los años 80, en que se instaló en la antigua sede social de Altos Hornos del Mediterráneo, en el edificio de La Pagoda, de Valencia, Anecoop ha extendido sus tentáculos comerciales por toda Europa gracias al extraordinario peso de las exportaciones sobre el total de sus ventas -un 92%-. Cuenta con una decena de filiales en Francia, Alemania, Reino Unido, Holanda, República Checa y Uruguay. En una especie de vuelta a los orígenes, la cadena hortofrutícola ha reforzado su presencia en los mercados del Este, donde espera que tarde o temprano se dispare el consumo de cítricos. La compañía, que preside José Miquel, y dirige José María Planells, intentó sin éxito trabar lazos con la compañía californiana Sunkis. Aunque no se cerró ningún acuerdo, Anecoop no perdido de vista un mercado como el estadounidense que, llegado el caso, puede darle la llave de entrada a todo el sureste asiático.
En busca de aliados
A pesar de la poca importancia que ha tenido el mercado interior para Anecoop, la sociedad ha salido en busca de aliados y ahora cuenta con cooperativas asociadas, además de en la Comunidad, en Murcia, las provincias andaluzas de Almería, Málaga, Sevilla, Huelva y Córdoba, y también en Badajoz y Navarra. El cítrico, puntal de su actividad desde el origen, es un producto cada día más competitivo, lo que exige un constante ajuste de los costes de manipulado y comercialización. Los nuevos huertos de agrios se extienden cada vez en mayor proporción por las provincias de Huelva y Almería, donde las nuevas plantaciones son más grandes que las valencianas, están más modernizadas y permiten la mecanización de la mayor parte del proceso citrícola.
Un cuarto de siglo después, la sociedad agrupa a 120 cooperativas de toda España y comercializa sus productos en 50 países. Los cítricos, la fruta que consolidó a la sociedad cooperativa, reduce poco a poco su peso sobre el conjunto del negocio a favor de las hortalizas. La cadena cerró el último ejercicio fiscal con unos ingresos de 60.000 millones de pesetas y unos beneficios de 300 millones de pesetas. Anecoop canalizaba al principio un 10% de mínimo de la producción de cada una de sus cooperativas asociadas; en la actualidad se pretende elevar este porcentaje. Los socios pagan una cuota de ingreso de 305.000 pesetas y una aportación a reservas de 570.000. Cada año contribuyen con 500.000 pesetas y un 2% sobre su volumen de negocio en concepto de gastos corrientes. La sociedad cooperativa cuenta en la actualidad con un capital social de 1.110 millones de pesetas y unas reservas de 1.564 millones
'Innovar o morir'
Anecoop es un grupo agroalimentario fuerte en el mediterráneo europeo, que ha intentado además no perder de vista esa conocida cita de 'innovar o morir'. Precisamente, esta vocación explica que en medio de los fastos del aniversario, que contarán esta semana con el respaldo del príncipe Felipe, Anecoop dedique una parte de su tiempo a reflexionar sobre el futuro. De momento se ha aprobado un proceso de concentración de 50 cooperativas para reducirlas a unas 15 con el propósito de reducir los costes. Este proyecto costará unos 15.000 millones de pesetas y permitirá no sólo la fusión de cooperativas sino también la modernización y especialización de las instalaciones. Un capítulo aparte lo constituye el trabajo del departamento de investigación y desarrollo de nuevos productos en la finca La Masía del Doctor, con un campo de experiencias de 20 hectáreas, en la localidad de Museros. De este lugar salieron en su día productos bien recibidos por los consumidores como la sandía sin pepitas, el tomate en racimo, las nectarinas y la nueva generación de lechugas. 'Anecoop es como el cuento de la lechera pero con el cántaro todavía intacto', resume Font de Mora.
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