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'Nos despertó el estruendo de la explosión y el ruido de cristales'

Varias personas no fueron avisadas de la explosión y permanecieron en el interior de un edificio afectado

No todos los vecinos del edificio Bonaire lo abandonaron durante la operación de evacuación que la Policía Local y la Nacional iniciaron minutos después de conocerse la amenaza del coche-bomba. Juan Torrosa, su mujer y su hija, que acostumbran a acudir los fines de semana a su apartamento ubicado en el piso trece del edificio, permanecieron totalmente ajenos a lo que ocurría en la calle. Él y su familia dormían cuando comenzó el dispositivo policial y aseguraban en la mañana de ayer que nadie pulsó su timbre para alertarles. 'Nos despertó el estruendo de la explosión y el ruido repentino de la caída de cristales y persianas' al interior de la casa, relataba ayer Torrosa, visiblemente indignado, a un grupo de vecinos. Aseguró además que no fue el único, que varias personas más se encontraban en el interior del edificio en el momento de la explosión y salieron 'despavoridas' a la escalera tras escuchar la deflagración. 'No sabíamos qué había ocurrido. Sólo oímos la fuerte explosión. Era tal la confusión que no sabíamos si coger el ascensor o bajar por las escaleras', manifestó Torrosa.

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Otro vecino, cuya vivienda está situada en la zona menos afectada del edificio, explicaba ayer cómo le cayeron unos trozos de techo encima, aunque no sufrió ninguna herida de consideración.

Una mujer de uno de los apartamentos tuvo que ser atendida en el hospital Francesc de Borja de Gandia por un 'ataque de nervios', y volvió a ser ingresada en la tarde de ayer, según fuentes municipales. Las mismas fuentes confirmaron que otra mujer, residente en un edificio situado junto al hotel Riviera, frente al cual aparcaron los terroristas el coche bomba que finalmente fue detonado por la Policía a las cuatro y media de la madrugada, recibió algunos cortes leves en la cara al estallar uno de los ventanales de la vivienda debido a la onda de la explosión controlada. Los vecinos afectados cuestionaron ayer la actuación policial en el desalojo de las viviendas y se preguntaban qué hubiera ocurrido si la explosión hubiese sido mayor.

Fuentes municipales aseguraron que los primeros en llegar a la zona e iniciar la evacuación fueron los miembros de la Policía Local. Minutos después llegaron los refuerzos de la Policía Nacional, que se hicieron cargo de la operación. La madrugada del domingo, en declaraciones a los medios de comunicación, fuentes policiales aseguraron que la zona de seguridad había sido desalojada completamente en un radio de doscientos metros.

Una de las versiones de lo sucedido que se apuntaba ayer era que alguno de los porteros automáticos tenían contraseñas, por lo que se desestimó insistir en la llamada pensando que no había nadie. La mayoría de apartamentos de los edificios ubicados en la playa de Gandia son segundas residencias de verano y durante el invierno permanecen cerrados. Esto pudo llevar a pensar que no había mucha gente alojada en el edificio para pasar allí la noche del sábado. Ahora bien, con motivo de las fiestas de las Fallas, y dada su coincidencia con el fin de semana, habían acudido a la playa de Gandia numerosos extranjeros y turistas, procedentes en su mayoría del interior de España. En el edificio afectado varios grupos de jóvenes de Madrid habían ocupado, en régimen de alquiler, alguno de los apartamentos de la finca. La Policía no supo precisar ayer el total de personas que se encontraban en el edificio en el momento de la explosión controlada, ni cuántas viviendas estaban habitadas.

Los propietarios de los locales afectados por la detonación siguieron durante toda la jornada de ayer las labores de limpieza de los escombros. Dos de ellos, Vicente Gregori, propietario del pub Pink Panther, y Fernando Zamora, dueño del café París Madrid, tuvieron que sumar a las pérdidas económicas en sus negocios las de sus coches, un BMW y un Mercedes Benz, estacionados junto al Peugeot 406 preparado por los terroristas, que fueron declarados siniestro total tras la explosión. '¡Justo el día en que acabábamos de abrir el establecimiento para la nueva temporada!', se lamentaba Zamora. Por otra parte, al cierre de esta edición el número de personas evacuadas que habían sido realojadas en varios hoteles de la ciudad de Gandia ascendía a 34.

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