Dioses, tumbas y sabios, muchos sabios

'Llevarte la cabellera del enemigo es llevarte al propio enemigo', explica con expresión de ferocidad la atractiva joven. En la pantalla, un faraón con cara de pocos amigos sujeta por el cuello a un tipo mientras en la otra mano esgrime una especie de hoz, a punto de descargar un golpe. Si la idea que tiene uno de un congreso de egiptólogos es la de algo sesudo y polvoriento, un tanto momificado, la multitudinaria sesión de esta mañana del II Congreso Ibérico de Egiptología en la Universidad Autónoma de Barcelona le sorprenderá mucho. Maria Rosa Valdegosa está desgranando su hipótesis sobre el tekenu, un término que parece referirse al sacrificio propiciatorio de una víctima humana. Para la estudiosa, las imágenes que presenta del tekenu no muestran el degüello de la víctima sino su escalpado. Es decir, que además de cortar las manos de los vencidos -para con-tarlos-, los egipcios quizá habrían practicado, como los pieles rojas, una especie de ceremonial caza de cabelleras. Sigue un apasionado debate sobre el tema.

Nueve horas después, en el mismo auditorio, la pasión egiptomaniaca no ha disminuido un ápice. Otra mujer evoca la belleza salvaje y desértica de Sudán y las ruinas de la vieja Napata, en su día capital del reino filoegipcio de Kush. Es la arqueóloga Francesca Berenguer, que, con un aire radical de exploradora de otros mundos a lo Sigourney Weaver en Alien III, reconstruye en el aire antiguos muros de adobe y edifica teorías sobre una civilización y un reino disueltos en el polvo de la historia. Entre ambas comunicaciones, la de Valdegosa y la de Berenguer -largamente aplaudidas, como todas las que se presentaron-, cuántas maravillas, cuántos dioses y tumbas, y cuántos sabios (y qué jóvenes algunos).

Otra mujer, Mercedes Martín, consagró su intervención el miércoles a un tema que le habría encantado a Terenci Moix: los testimonios de la adoración de efebos griegos en Egipto a dioses locales como el cocodriliforme Sobek. Lucas Baqué especuló con la idea de que las tumbas del Valle de los Reyes muestren una orientación y un trazado relacionados con el ciclo diario del sol. Luis Manuel Gonzálvez, de la fundación arqueológica Clos, presentó sus investigaciones en Meidum y el proyecto de restauración allí de una mastaba.

Hubo interesantísimas primicias: la propia Berenguer explicó que Sudán se enfrenta a una situación semejante a la que provocó la creación de la gran presa de Asuán y que dio pie a la campaña internacional de salvamento de los templos de Nubia: el proyecto de una gran barrera hidroeléctrica en el Nilo, en la zona de la cuarta catarata, anegará miles de yacimientos de la región y requerirá una nueva campaña de salvamento. Mari Carmen Pérez Díe presentó los nuevos, sensacionales, hallazgos -tumbas, sarcófagos, ushebtis y, sobre todo, preciosas pinturas- realizados en Heracleópolis Magna, en la última campaña de excavaciones de la misión española que ella dirige -'Mari Carmen, nos has puesto a todos los dientes largos', le confesó una colega al acabar-. Y auguró futuras sorpresas en los misteriosos túneles que recorren la necrópolis y que causaron tal pavor a los trabajadores egipcios que se negaron a investigarlos sin mayor seguridad. Otro histórico, Josep Padró, trasladó a todos los presentes a la antigua Oxirrinco, cubierta por la arena, donde excava, y detalló los últimos hallazgos de su equipo (capillas cristianas con pinturas, tumbas romanas y saítas, momias); también dejó claro que habrá nuevos descubrimientos. Padró encantó a todos explicando cómo empleó una cometa para realizar fotografías aéreas del yacimiento.

El congreso de egiptología, que concluyó el jueves y que ha reunido en la Autónoma a la práctica totalidad de la egiptología española (así como a un nutrido grupo de estudiosos portugeses, entre ellos a los responsables del primer proyecto luso en la tierra de los faraones, la excavación de un palacio en Menfis), ha demostrado la gran y creciente vitalidad de esa ciencia en nuestro país. Vitalidad que se refleja en las excavaciones, en el número, la calidad y la ambición de los estudios, y en el relevo generacional que aseguran las decenas de nuevos investigadores (entre ellos, como entre los veteranos, también muchas mujeres). Y que se manifiesta asimismo en la unidad que, dejando atrás antiguas querellas de familia, muestra el colectivo. Unidad que quedó patente en iniciativas como la reivindicación unánime de cátedras de Egiptología -inexistentes en la actualidad-, plazas de profesorado y recursos acordes con el interés social por la materia.

Una de las buenas noticias de la egiptología española es la aparición de un nuevo motor de la misma: la fundación privada sin ánimo de lucro Aula Aegyptiaca -organizadora precisamente del congreso-, que, surgida en el ámbito universitario e imbricada estrechamente con él (lo que garantiza su solvencia), ha nacido en Barcelona para ofrecer estudios, realizar investigaciones, editar publicaciones e incluso organizar y financiar proyectos arqueológicos (en colaboración con instancias universitarias). La fundación, cuyo presidente y mecenas es el empresario Tomás Crespo, ya tiene una misión arqueológica: la de Napata, que presentó Berenguer y en la que colabora la sudanesa Universidad de Dongola. La primera campaña se realizó del 6 de noviembre al 11 de diciembre pasados y en el equipo español, de cinco personas, cuatro, incluida la directora, eran mujeres. La fundación, cuyo director es Josep Cervelló -presidente del congreso-, proyecta abrir pronto otra misión en un yacimiento egipcio emblemático: Saqqara.