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La plataforma petrolífera brasileña siniestrada podría desaparecer en el mar en tres días

Según Reichstul, "la situación es muy grave", y no es posible siquiera intentar el rescate de los nueve trabajadores desaparecidos por temor a que la plataforma, con una capacidad de extracción de 180.000 barriles, pueda hundirse de repente. La plataforma, construida en Italia, había llegado de Quebec en 1999 y se había instalado en el mar de Río de Janeiro en febrero de 2000. Pensada para trabajar a una profundidad de 100 a 500 metros, la P-36 estaba actuando a una profundidad media de 1.320 metros.

Aún no se conocen las causas que produjeron las tres explosiones en una de las columnas de sostén de la plataforma que aterrorizaron a las 175 personas que trabajaban en ella, hombres y mujeres que fueron trasladados en barcos a otra plataforma a 12 kilómetros de allí. El accidente va a causar al país y concretamente al Estado de Río un daño de 620 millones de dólares diarios, ya que tendrá que importar los 80.000 barriles que producía cada día.

Ahora la preocupación es que la P-36 pueda descargar en el mar el 1,5 millones de aceite pesado y diesel que lleva en su seno, lo que constituiría un desastre aún mayor del producido el año pasado en la Bahía de Guanabara, en Río.

Los trabajadores que se salvaron de la explosión han hecho declaraciones alarmantes, todos ellos de forma anónima, por temor a represalias, ya que tienen prohibido hablar con los periodistas. Según ha afirmado uno de ellos, que lleva 25 años empleado en estas plataformas, el trabajo es durísimo, van siempre con miedo, sin saber si van a volver, y dudan que existan las medidas de seguridad necesarias.

Por el mismo motivo, ayer, todos los empleados de Petrobras en el país entraron dos horas más tarde al trabajo, en señal de protesta y para exigir mayores garantías de seguridad. Repartieron cintas negras como luto por el compañero muerto y por los nueve desaparecidos, a quienes la misma Petrobras da por muertos, y llevaron a la puerta del trabajo ataúdes como símbolo de luto.

Se acusa a la poderosa empresa brasileña de carecer de técnicos suficientes y de hacerles trabajar bajo presiones muy fuertes en un trabajo ya duro de por si. El Ministro de Medio Ambiente, José Sarney, ha amenazado a Petrobras con una multa de 60 millones de euros si se diera un nuevo desastre ecológico con motivo del hundimiento de la P-36. Al mismo tiempo, la policía ha abierto una investigación para ver si se puede considerar de homicidio la muerte del trabajador y las posibles muertes de los desaparecidos.

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El lugar donde actuaba la P-36 tiene 132 kilómetros cuadrados y fue descubierto en 1996, en aguas que alcanzan los 2.000 metros de profundidad. En 1999 superó el récord mundial de exploración en aguas ultraprofundas, con una marca de 1.870 metros.

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