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Bush asegura que apoyará la paz en el Ulster con el mismo interés que Clinton

Paisley visita por primera vez la Casa Blanca

Enric González

George Bush se introdujo ayer por primera vez en las turbulentas aguas de la política norirlandesa. El presidente de EE UU recibió en la Casa Blanca a todos los dirigentes implicados en el proceso de paz y aseguró que su interés por el conflicto no será menor que el prestado por Bill Clinton, patrocinador del acuerdo de Viernes Santo de 1998. 'Estados Unidos permanece dispuesto a ayudar', afirmó Bush. 'Es bueno poder contar con auténticos amigos', le respondió Bertie Ahern, primer ministro de la República de Irlanda, quien insistió en que el apoyo de Washington es 'imprescindible' para que el plan de paz culmine con éxito.

La reunión irlandesa con ocasión de la festividad de San Patricio, que se celebra hoy, ya se ha convertido en una costumbre para la diplomacia de Washington. Y ayer, por primera vez, asistieron todos. Gerry Adams, líder del Sinn Fein, brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA), es un habitual. Pero su antagonista en el otro extremo del arco, el pastor protestante Ian Paisley, nunca había pisado la Casa Blanca.

La Administración de George Bush dudó hasta última hora si convocar o no al fanático unionista y anticatólico, y esperó a que todos los partidos de Irlanda del Norte aprobaran la presencia de Paisley antes de extender la invitación. El partido de Ian Paisley se niega por el momento a participar en reuniones a las que asista Gerry Adams. Ayer permanecieron en un mismo salón, pero evitaron encontrarse cara a cara. Paisley conversó brevemente con Bush, pero no entró en la sala Este de la Casa Blanca, donde el presidente de EE UU pronunció su discurso. El primer ministro irlandés, Bertie Ahern, no habló con el líder radical protestante, pero declaró que estaba encantado con su presencia en Washington.

Tibieza aparente

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Bush dijo el mes pasado que sólo intervendría en el proceso de paz norirlandés si los dirigentes de la región autónoma se lo pidieran. Eso suscitó el temor a que el nuevo inquilino de la Casa Blanca se desentendiera del trabajo realizado por Clinton. Fuentes cercanas a Bush matizaron ayer, sin embargo, que esa aparente tibieza sólo se había debido a que el presidente no quería irrumpir en la política de Belfast mientras los primeros ministros de Londres y Dublín, Tony Blair y Bertie Ahern, estuvieran reunidos para resolver los problemas de aplicación del Acuerdo de Viernes Santo.

La designación de un alto funcionario del Departamento de Estado, Richard Haass, como encargado especial de seguir la evolución del proceso de paz confirmaba, según las mismas fuentes, que Bush consideraba prioritario el asunto. 'Es de interés nacional para nosotros que haya paz, una paz auténtica y duradera, en Irlanda del Norte', afirmó el presidente estadounidense. 'Ámérica se siente orgullosa de llamar amiga a Irlanda', añadió, antes de pedir a todos los presentes en la recepción que hicieran todos los esfuerzos necesarios para superar 'los muy difíciles obstáculos internos' con que topa la pacificación de la provincia británica.

Las reticencias del IRA a entregar sus armas y la intransigencia de los unionistas radicales de Ian Paisley son ahora las dos trabas del proceso. Bush se reunió en privado durante una hora con Ahern, quien dijo haber recibido del nuevo presidente 'cálidas palabras de ánimo'.

El presidente de EE UU, George Bush (izquierda), conversa con Gerry Adams ayer en Washington.
El presidente de EE UU, George Bush (izquierda), conversa con Gerry Adams ayer en Washington.ASSOCIATED PRESS

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