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La derecha sigue dividida a cuatro días de las cruciales elecciones de París

El candidato oficial responsabiliza a Tiberi de la inminente victoria socialista

Tiberi renunció el martes a presentarse en tres de los distritos, un gesto parcial que fue contestado ayer por Séguin con la exigencia de que se retire por lo menos de otros seis, al tiempo que le señaló como responsable, si no lo hace, de entregar la capital al candidato de la izquierda, Bertrand Delanoë, que en la primera vuelta logró el 31,37% de los votos, y que ahora, en la segunda, dispondrá en teoría del 12,35% conseguido por los Verdes. Tanto el ex primer ministro, Eduard Balladur, como la presidenta de Unión por la República (RPR), Michèle Alliot-Marie, dijeron añoche que el pacto entre las dos listas está pendiente de un encuentro entre ambos candidatos.

Está en juego un presupuesto de casi un billón de pesetas y el mando sobre un ejército de 40.000 funcionarios. Los 20 distritos de París reúnen 163 concejales, por lo que la mayoría necesaria para elegir al alcalde se sitúa en 82. Si los resultados de la segunda vuelta confirmasen los de la primera, la izquierda se llevaría 91, frente a 72 de la derecha. Sólo una candidatura única de derechas en cada distrito podría movilizar a ese electorado como para cambiar la tendencia apuntada por la primera vuelta.

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Dado que sus votos son necesarios, el alcalde saliente, Tiberi, presiona para que se le acepte de nuevo en el redil del neogaullismo. Tiberi ha jugado la carta de integrar a sus partidarios en las listas del partido neogaullista Unión por la República (RPR), pero Séguin se opone a una operación que le dejaría a merced de una persona que está expulsada de su partido desde octubre, como responsable de un sistema irregular de funcionamiento del Ayuntamiento parisiense.

Séguin sostiene que la unión exige, en cada distrito, la desaparición de la lista de derechas menos votada en beneficio de un apoyo conjunto a la que más fuerza haya mostrado en la primera vuelta. Pero, con ese criterio, los partidarios de Tiberi tendrían que retirarse de la mayor parte de los barrios, mientras Séguin sólo ha renunciado a tres.

Así las cosas, la presidenta Michèle Alliot-Marie apeló el martes a 'la unión' de las listas de derecha. Faltaban 12 horas para el fin del plazo de presentación de candidaturas y Tiberi interpretó las palabras de la presidenta del RPR como la señal de que su antiguo amigo Jacques Chirac había dado instrucciones de pactar con él a toda costa.

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Al final de la jornada, Tiberi comprendió que el neogaullismo no iba a ir tan lejos como para pasar por encima del cadáver de su candidato oficial. Tiberi hizo un gesto parcial: renunció a presentarse en tres de los barrios de París y se mantuvo en otros nueve, un gesto que a Séguin le sigue pareciendo insuficiente.

Mientras reclama el apoyo de los electores de Tiberi, Séguin continúa atacándole: ayer le llamó 'clientelista', y el así calificado consideró 'estúpido' a Séguin. Por si todo este forcejeo termina en celebraciones para la izquierda el domingo por la noche, Séguin sostiene que él no va a perder nada. 'En el momento en que tomé la responsabilidad de la campaña', ha dicho Séguin al diario Le Monde, 'París ya estaba objetivamente perdida, sin que yo estuviera allí. Lo que yo he intentado es reconquistarla'.

El caso de Lyón

Séguin fue uno de los neogaullistas que se opusieron a una alianza de la derecha parlamentaria con la extrema derecha para ganar las elecciones regionales de 1998. Quien sí participó en ese tacto de codos fue Charles Millon, hoy uno de los candidatos a la alcaldía de Lyón al frente de una lista democristiana liberal, que el martes por la noche logró in extremis la fusión de sus listas con las del centro-derecha oficial para derrotar al candidato de la izquierda, Gérard Collomb. Pese a ello, los candidatos centristas en dos de los barrios de Lyón decidieron por su cuenta mantener listas propias, negándose a fusionarlas con las de Millon.

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