Frontones 'colonizados'
Un inventario destaca la relevancia arquitectónica de estos espacios y defiende sus valores sociales
La propuesta arquitectónica y urbanística más original atribuible a la arquitectura vasca gira en torno a los frontones y al espacio que éstos ocupan junto a la iglesia y al ayuntamiento. Sin embargo, este elemento configurador de la vida social de la mayoría de los pueblos vascos tiende a difuminarse tanto por el deterioro de numerosos frontones como por la 'colonización' de su espacio por otro tipo de deportes, con el fútbol a la cabeza. Éstas son algunas de las conclusiones extraídas por la antropóloga Olatz González Abrisketa, autora del inventario Frontones de Bizkaia, trabajo presentado ayer por la Diputación vizcaína.
La provincia de Vizcaya cuenta con un total aproximado de 500 frontones, de los cuales un 60% son cerrados o pertenecen a polideportivos. 'Sobra uralita y hierro en la construcción actual de los frontones', asegura la autora del inventario, que ha visto desaparecer numerosos frontones mientras catalogaba con precisión 53 de ellos, escogidos en virtud de su valor patrimonial o por su tipología. Frontones de Bizkaia pretende convertirse en un 'instrumento útil de protección de uno de los elementos más originales de la arquitectura vasca', señala Olatz González Abrisketa, que partió del inventario elaborado diez años atrás por Kaletar, grupo creado en 1969 para la protección de los bienes culturales vascos y la pelota en especial. Asimismo, el inventario llama la atención sobre 'la marginalidad de los frontones a la hora de planificar políticas urbanísticas o de patrimonio cultural', indica la autora.
Los frontones de referencia del mundillo pelotazale, como el Ogueta de Vitoria, el Atano III de San Sebastián o el Labrit de Pamplona, quedarán como escenarios privilegiados de incontables gestas deportivas. En nombre de éstas, su preservación parece más que garantizada, aunque el frontón no tenga más valor que el de continente para una actividad profesional.
El uso actual de los frontones reseñados en el trabajo publicado por la Diputación vizcaína dista mucho de cumplir con sus funciones originales. 'Tristemente hemos sido testigos de la proliferación de porterías y canastas dentro de nuestros frontones, lo que demuestra el escaso interés de nuestros jóvenes por la Pelota', destaca Olatz, quien recuerda que 'el reconocimiento del juego por parte del pueblo vasco y la gran cantidad de manifestaciones sociales, culturales y políticas que se organizan en este espacio, convierten al frontón en uno de los lugares privilegiados de identificación sociocultural'. Un espacio amenazado por el paso del tiempo y el cambio de las costumbres.
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