Construcciones con sello femenino
San Sebastián muestra el trabajo de mujeres que reivindican la arquitectura del equilibrio, ligada a la vida cotidiana
Son mujeres y arquitectas, y reivindican la arquitectura del 'equilibrio, la ternura, la poesía y la humildad', la arquitectura 'hecha desde el interior y con ilusión', la arquitectura donde 'importa más el recorrido que el final'. Es una idea, su idea, y con ella quieren construir un pensamiento basado en la 'aportación' de las mujeres a la arquitectura y no en la 'comparación' de su trabajo con el de los hombres, pues apuestan por la 'integración' y reconocen que los valores que defienden no tienen por qué ser sólo femeninos.
Bajo esta filosofía, el grupo La mujer construye, nacido en 1995 de la mano de varias profesionales madrileñas ante la 'escasa repercusión social' de su labor, ha hecho viajar al Museo San Telmo de San Sebastián la exposición itinerante Construir desde el interior, que reúne 38 obras de arquitectura realizadas en España por tres generaciones de arquitectas o equipos en los que ha destacado su participación.
'Creemos en una arquitectura ligada al ser humano, vinculada a la vida cotidiana, más que al espectáculo', defiende Ana Estirado Gorría, una de las comisarias de la exposición, convencida de que 'la belleza tiene que ir unida a la resolución de un problema'.
'Como mujeres comprometidas con nuestra época, no podemos dejar pasar este momento histórico en el que la incorporación masiva de las mujeres al mundo de las ideas, de la técnica, de la creación, es una realidad', añade Estirado, a quien acompaña su colega, y también comisaria de la muestra, Cristina García-Rosales.
La exposición, que permanecerá en San Sebastián hasta elpróximo 15 de abril, pretende 'establecer un vínculo emocional entre el espectador y la arquitectura presentada' y hacer reflexionar sobre 'la importancia de la relación armoniosa del hombre con su entorno'.
Así, la muestra está organizada en diferentes estancias, con la intención de que el visitante realice 'un viaje imaginario a través de la poesía de los espacios construidos, a través de un recorrido vital, desde la primera casa, la de la infancia, hasta la partida, simbolizada por el proyecto de una estación'.
El espectador puede observar pues las maquetas, planos y fotografías de viviendas, escuelas, lugares de convivencia como las bibliotecas, espacios de trabajo, pueblos restaurados o rincones de silencio como un observatorio de pájaros.
No se olvida la exposición de las arquitectas pioneras, de esas mujeres de principios del siglo XX que apenas son citadas en las enciclopedias. Por eso les rinde homenaje, deteniéndose con mayor atención en Grethe Schütte-Lihotzky, que diseñó la primera cocina moderna, Margaret Macdonald y Aino Marsio Aalto.
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