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Columna
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La contagiosa vida de los 'memes'

La copia ha fascinado siempre, pero ahora además se multiplica en fascinantes teorías. Una de ellas, en boga desde hace unos años, es la de los memes y la editorial Paidós ha publicado recientemente una obra de Susan Blackmore (La mecánica de los memes) dando nueva cuenta de sus proyecciones.

La palabra meme es una creación del zoólogo británico Richard Dawkins que la usó por primera vez al final de su libro El gen egoísta, en 1976. Todavía muchos estudiosos se avergüenzan de emplear un vocablo sin suficiente tradición científica, pero el Oxford English Dictionary la ha incluido en sus ediciones y en Internet pueden hallarse unas 6.000 entradas. El término meme procede del griego mimeme (imitación) y está adaptada para sonar en inglés con la afinidad de gene, porque el meme y el gene poseen en común que mientras en la genética el gen trasmite fragmentos importantes sobre la descendencia, el meme extiende sobre la cultura elementos de parecido vigor. La moda de beber agua, el zen, el minimalismo, la canción 'Cumpleaños Feliz', los viajes al Caribe, las dietas de adelgazamiento, Harry Potter, Pérez Reverte, son memes.

El meme actúa como un replicante que va extendiendo en sentido vertical o en sentido horizontal un trozo de mensaje cultural triunfante. Actúa de manera similar a los genes en su reproducción, con un espíritu egoísta y atendiendo al único propósito, bueno o malo, de copiarse sin fin. En cada momento hay diferentes memes que pugnan entre sí por imponerse, y unos a otros se desplazan en la moda, en las ideas, en los valores, en las creencias religiosas. Hay memes que traspasan el tiempo y viajan de padres a hijos, encarnados en gestos, inflexiones de la voz, en formas de reír o bostezar, en el gusto por la sal o por la rumba, y hay memes que se expanden horizontalmente como las epidemias.

Todas las épocas se han sentido atraidas por la magia de la réplica, pero ¿quién duda de que en la nuestra se ha instaurado como una obsesión central? No sólo nuestro tiempo ha asistido al auge de las producciones industriales en serie con una decisiva influencia en la cultura. En la actualidad se vive dentro de la victoria de la clonación, en la inclinación al mimetismo, bajo el poder del contagio y el remedo. La ciencia ha elevado a paradigma de su avance la capacidad para clonar vegetales o animales de toda especie, desde el maíz al ratón, desde la oveja al hombre. Pero, entre tanto, en miles de factorías de Birmania, de Taiwan, de China o de Castilla la Mancha, bullen las copias, de vídeos, de relojes, de ordenadores, de bufandas del Real Madrid o polos de Ralph Lauren. Por todas partes, en las imitaciones de voces, en la piratería de libros, y CDs, en la continua inauguración de los museos de réplicas, en el acarreo de lo 'retro', en la abundancia de memoria o autobiografías que reproducen la vida, en la arquitectura de las torres gemelas, en las excitadas noticias de plagios, en el remake de filmes, se muestra una excepcional pasión por la copia. ¿La misma homogenización del mundo dentro del efecto de globalización qué es sino el absoluto resultado de la copia?

Los memes discurren hoy de una parte a otra del mundo con la velocidad de los virus, se calcan y afectan a la Humanidad como una enfermedad invasora. Los estribillos, los telefilmes, los iconos, el gol de Rivaldo, el terrorismo urbano, las bodas, la vida a solas, los Kellog´s, las vacas locas, las ONG, pero también las religiones, el ecologismo, el feminismo, lo políticamente correcto, las adopciones, el individualismo feroz, se extienden mediante la incesante polución de sus respectivos memes. El mundo se muestra así como la representación de una gran estancia hospitalaria donde, los pacientes, físicos y mentales, cada vez más comunicados entre sí, son más proclives a contraer los gérmenes que proceden del vecindario. La biología ha ofrecido, hace poco, la prueba de la ínfima diferencia entre el ser de los ciudadanos. Como complemento, la sociología insiste en las otras 'meméticas' o innumerables copias de la condición humana.

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