La Pasión con carácter bilbaíno

El retumbar de los tambores y el sonar de las cornetas parecen conducir siempre a paisajes castellanos o andaluces, pero la realidad es muy otra, como desde ayer tratará de mostrar el Museo de Pasos de Semana Santa de Bilbao, aunque su inauguración fuera a ritmo de txistu, tamboril y aurresku. Ubicado en pleno Casco Viejo, en la antigua alhóndiga de la capital vizcaína, conocida también como La Burrería, el nuevo museo de Bilbao trata de recuperar una parte imprescindible de su historia, que está viendo su renacer en los dos últimos lustros.

Estos diez últimos años han sido los que ha tardado la Hermandad de las Nueve Cofradías de Bilbao en poner en marcha esta exposición de sus pasos y demás parafernalia que emplean en las procesiones de Semana Santa. La ubicación es ideal y el edificio cuenta con el espacio necesario para acoger esas muestras de la imaginería católica que tratan de provocar la devoción en el espectador que asiste a las procesiones.

Aquí, todas juntas en una amplia sala, sin la compañía de penitentes y cofrades, los pasos se muestran algo desamparados, faltos de carácter.

Y eso que cuentan con una personalidad bilbaína fuera de toda duda. Así lo recordaba ayer Jesús Espinosa de los Monteros, secretario de la Hermandad: 'La Semana Santa de Bilbao es una de las pocas de España que cuenta con una colección completa de pasos que reflejan cada episodio del Vía Crucis; Valladolid y Zamora, por ejemplo, no prestan tanta atención a la Pasión'.

Además, estas imágenes gozan de otra peculiaridad: los constructores de las mismas son vascos, no se trata de encargos a otros artífices con más fama en este campo. Entre la nómina de hacedores están Ricardo Iñurria, José María Garrós, Quintín de Torre o Higinio Basterra, en este siglo XX, o M. Romero o Raimundo Capuz, del XVII.

Todas estas creaciones, en su mayor parte recientes, realizadas en el último medio siglo, gozan de una familiaridad en principio extraña, como si los personajes de Jesús ante Anás o La última cena, estuvieran más cerca del Cantábrico que del mar Muerto. Y no es de extrañar. Como confirmó ayer Espinosa de los Monteros, 'los escultores se fijaban en policías municipales, en estibadores del puerto, en personajes célebres de la vida bilbaína para caracterizar a los protagonistas'.

Toda la Pasión se encuentra en el segundo piso de La Burrería, mientras que la planta baja está dedicada a la vida propia de cada cofradía y otros elementos imprescindibles en las procesiones. Se echan de menos algunas de las imágenes clásicas, como el Cristo de la Villa, que porta los de la cofradía más veterana, la de la Santa Veracruz (la agrupaciación más antigua de Bilbao, fundada en 1554). Su ausencia se debe a que son veneradas todavía en sus iglesias de origen.

El museo de los pasos de Semana Santa estará abierto al público hasta la celebración de las procesiones.