¿Aires de cambio?
Recuerdo -hace ya algún tiempo de esto, tuvo que ser hacia 1982- que cierto pequeño inversionista me comentaba que su 'asesor' (en realidad, uno de tantos trabajadores de la banca metido a experto de las finanzas) le había dicho que se deshiciera de las acciones que pudiera tener en los bancos, que era probable que en las próximas elecciones ganaran los socialistas (bueno, lo cierto era que no había otros que pudieran ganar: UCD se descomponía y Alianza Popular salía de los subsuelos a los que había descendido con los siete magníficos). Y, le habían dicho, me decía, que si los socialistas llegaban a gobernar, la banca sería nacionalizada y la economía, por descontado, se desarmaría como azucarillo en charca callejera. Me lo decía porque algo debía saber yo de eso: después de todo, era universitario.
Halagado por semejante consulta -uno era más joven, más ignorante y más ingenuo aún-, respondí que nada, que por Dios, que no se preocupara. Que lo de las acciones seguiría más o menos lo mismo. Y que, el resto, probablemente mejorara. Y, me decía a mí mismo: cinco años de democracia y aún esos miedos atávicos al socialismo (ya les digo que era más ingenuo). No cambió su voto, pero tampoco vendió sus acciones, lo que luego me agradeció.
Hace unos días, Joseba Egibar, metido a asesor y agorero por el mismo precio, decía en Mendaro que el 'desembarco' de populares y socialistas en el Ejecutivo vasco (¿desembarco?: será que les han elegido si lo hacen) supondría que 'destrozarán en veinte días lo que los nacionalistas hemos construido en veinte años'. Veamos, ¿a qué se refiere el señor Egibar? ¿Al sistema educativo público vasco, cuya gestión y pacto lo puso en marcha Ramón Recalde y culminó el vicehendakari socialista Fernando Buesa?, ¿a la actual gestión de la Diputación Foral de Alava?, ¿a la normalización de la función pública vasca? No, me temo que no.
¿Se refiere a algo concreto? No. Tampoco se refiere a eso. ¿A ETB, al euskera? La primera ikastola hecha con dinero público la hicieron los abuelos de los actuales dirigentes del PP (es un decir) desde la Diputación Foral y Provincial de Alava (así se llamaba entonces), la Ikastola Ikasbidea, de modo que no serán tan antivasquistas los foralistas del PP. En la campaña del Bai euskarari, durante la transición, participaron todos los partidos a excepción de UCD, que gobernaba (y AP que se movía en las cavernas). Había consenso social al respecto. Un consenso que se ha ido rompiendo poco a poco a base de sectarismo y manipulación, como el que se emplea para financiar a entidades privadas (con la excusa del idioma) en competencia con entidades públicas (véase la campaña que se viene haciendo por una escuela popular vasca en la que se amparan intereses varios). Lo mismo que ha habido consenso sobre ETB o la Ertzaintza. Sólo, tal vez, que al encender la tele no tendrá uno la sensación de estar abriendo la ventana al batzoki de la esquina o invitando a su casa a los alegres y combativos de aún peor recuerdo. De modo que, nada, vote usted lo que tenga que votar, que eso seguirá más o menos lo mismo. Y el resto probablemente mejore (especialmente todo lo referido a ETA; más me preocupa la política social). Y me digo: ¿esos miedos atávicos al cambio después de veinte años? Pues sí, existen y tienen mucha audiencia en ciertos ambientes.
Egibar, como aquel asesor de los ochenta, intenta alimentar entre el público un miedo que tal vez él sí sienta: ¿qué será del PNV fuera del complejo administrativo-empresarial creado desde la autonomía? ¿Quién ha destruido en dos años lo que a sus compañeros Garaikoetxea y Ardanza les costó levantar veinte?
Tal vez sean los aires de cambio. Tal vez Egibar nos anuncia lo que viene (que veremos qué tal es, pero que ya sí será otra cosa). También exhibió Alfonso Guerra aquello de '¡que viene la 'derechona!' y perdió las elecciones. Veremos. Mientras tanto, tranquilo, no se deshaga usted de las acciones que pueda tener en el Estatuto de Autonomía.
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