El instituto al que iba el joven asesinado ignoraba que éste sufriese extorsiones

Juan Carlos Jiménez Portillo fue hallado el viernes por la tarde desnudo - sólo llevaba puestos unos calcetines- en una acequia, en el pinar de Valdeserrano, al sur de Fuenlabrada. Tenía varios cortes en el cuello y otro más profundo en el estómago. También le habían quemado los dedos de las manos y los testículos. Su madre había denunciado su desaparición, el día anterior, en la comisaría de Fuenlabrada, al ver que no había regresado en toda la noche. Fuentes de la investigación señalan que ésta se centrará en los amigos y conocidos más cercanos de la víctima, en especial a aquéllos que estudian en su mismo instituto. Según la policía, la hipótesis de que fuera asesinado por un asunto de drogas está, en principio, descartada.

Según la directora del instituto Dolores Ibárruri, María José Arroyo, en el centro no se ha registrado ningún caso de amenazas similar al que supuestamente pudo causarle la muerte a Juan Carlos. En su opinión, su muerte es un asunto 'que trasciende del ámbito escolar'. 'La convivencia dentro del instituto es totalmente normal y ningún alumno ha denunciado que haya sido atemorizado o chantajeado por otros', explicó María José Arroyo.

Fuentes de la Policía Municipal corroboraron la versión de la directora. En los archivos de este cuerpo no existe ninguna denuncia por motivos similares, dentro del llamado Plan Especial de Colegios. Éste consiste en que agentes locales estén en contacto permanente con los profesores y directores de colegios e institutos de la localidad. También comprueban cualquier llamada o queja de alumnos. 'No tenemos ningún antecedente de armas ni nada similar en ese instituto. También puede ser que la banda que le extorsionaba viniera de fuera de Fuenlabrada', explicaron esas mismas fuentes.

La familia del joven apuñalado también hizo recaer parte de la responsabilidad en el caso a la dirección del instituto por no haber informado de que el chico faltaba al colegio desde hacía dos meses. La directora del centro mantuvo ayer que se siguieron los cauces establecidos legalmente para avisar a los padres de lo que ocurría. Primero se mandaron varias cartas al domicilio familiar en las que se explicaba que el chaval había faltado de forma injustificada bastantes veces a las clases. Después se avisó a los servicios sociales del Ayuntamiento para que estudiaran el caso.

'Juan Carlos acudía a clase de forma irregular. En los dos últimos meses sus faltas de asistencia eran mucho más llamativas, por lo que se pasó el caso al Ayuntamiento; a partir de ahí, el procedimiento ya era otro', señaló la directora del centro, que añadió: 'Juan Carlos repetía segundo de secundaria; era un joven muy introvertido que no había dado ningún problema; su actitud en clase era siempre correcta'. Arroyo se reunió ayer con unos tíos de la víctima, y la entrevista, según ella, fue 'cordial'.

Fuentes municipales han confirmado que Juan Carlos había ido con su madre, Filomena Portillo, a dos entrevistas con el asistente social y el educador del equipo de familia del centro de servicios sociales de su barrio. Ése era el paso previo para incluirle en el programa de integración social de adolescentes puesto en marcha por el Ayuntamiento de Fuenlabrada. En esas entrevistas se le explicó cómo funciona este taller para evitar el absentismo escolar entre los adolescentes. En el curso de dichas reuniones, el chico no comentó qué problemas sufría.