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Reportaje:

Cuando cae la noche

Los comerciantes de la calle de Petritxol de Barcelona denuncian la ola de robos nocturnos que sufren

Tener un comercio en el núcleo histórico de Barcelona puede ser un lujo o una pesadilla. Por el eje comercial del centro desfilan cada semana 1,2 millones de personas atraídas por los numerosos atractivos que ofrece la ciudad. El dato figura en el estudio encargado por la Asociación de Comerciantes de Barnacentre. Casi nunca falta clientela, pero los robos y la inseguridad constituyen la otra cara de la moneda a la que se enfrentan unos tenderos que dicen estar hartos de vender con el miedo en el cuerpo todo el día. El jueves le tocó el turno a una tienda de prendas infantiles de vestir situada en la calle de Petritxol.

A las 5.30 horas unos desconocidos cortaron la persiana metálica, rompieron la puerta de cristal, se apoderaron del dinero de la caja y luego prendieron fuego al género. Su propietaria, María Vega Bademunt, estaba desolada. Cuenta que es la tercera vez en dos años que le roban. Los comerciantes de la calle se suman al coro de quejas por la inseguridad creciente, que les afecta tanto a ellos como a su clientela.

En menos de un mes han robado en tres comercios de la calle de Petritxol durante la noche. Mientras recorría con la mirada lo que queda de las prendas de la nueva temporada que el fuego ha dejado inservibles, María Vega Bademunt explica que hace unos días la compañía aseguradora le remitió una carta anunciandole que cuando venza la póliza actual no se la renovarán por tratarse de 'una zona de alto riesgo de siniestros'. A pocas puertas de distancia se encuentra la chocolatería Xocoa, donde hace tres semanas entraron también a robar y se llevaron a peso la caja registradora.

Hace 15 días le tocó el turno al comercio de muebles Casa Jornet. Entre las tiendas con encanto diseminadas por los bajos de esta calle que nace en Portaferrisa y desemboca en la recoleta plaza del Pi, es raro encontrar un negocio que no haya sido asaltado. En la joyería Bàguena, el sobresalto lo tuvieron el pasado mes de junio, cuando un grupo de atracadores amordazó a la dependienta y la encerró en el lavabo.

La gerente de la Asociación de Comerciantes de Barnacentre, Maria Lluïsa Coll, contempla la realidad con menos pesimismo. Reconoce que la sensación de inseguridad ha aumentado en el casco histórico, aunque su impresión es que el número de robos en los comercios no es tan elevado como se tiende a pensar. El hecho de que se pueda acceder directamente a la mayoría de tiendas sin tener que apretar previamente el timbre, demuestra, a su juicio, que las cosas no están tan mal. Coll valora los esfuerzos que están haciendo la Guardia Urbana y el Cuerpo Nacional de Policía. A juicio de Coll, la culpa la tiene la actual legislación, que aumenta la sensación de impunidad para los ladrones reincidentes, algunos de los cuales acumulan hasta 50 detenciones.

Desde el Ayuntamiento se intenta apaciguar los ánimos diciendo que, aunque los pequeños hurtos callejeros por el procedimiento del tirón han aumentado en esta zona de la ciudad, no ocurre lo mismo con los robos a comercios, cuya cifra se mantiene estable en los últimos años. Un portavoz de Ciutat Vella señala que se ha reforzado la presencia de la Guardia Urbana y de la policía en las zonas donde se concentra la afluencia de visitantes. Coincide el portavoz con la Asociación de Comerciantes de Barnacentre al afirmar que, por tratarse de un territorio muy productivo para los carteristas que van a la caza del turista, en estas calles concurridas opera un grupo de rateros, en su mayoría menores, a los que se responsabiliza de la sensación de inseguridad que tienen comerciantes y residentes.

Detrás del mostrador se palpa la sensación de indefensión. 'Como ciudadana me siento indefensa y sólo pido poder ganarme la vida', señalan María Vega Bademunt y otras compañeras que han sufrido, como ella, por varios atracos. Durante el día, el flujo de visitantes no cesa en la calle de Petritxol, pero cuando se cierran las persianas de las tiendas, los dueños echan de menos una mayor vigilancia.

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