Ganadería ecológica

Hace algunas décadas, no muchas, las que separan la infancia de la vejez, a diez kilómetros de Santiago, centro cultural de Galicia por excelencia, los 'nenos labregos', en vez de asistir a la escuela a diario, lo hacían sólo de vez en cuando. El motivo no era otro que ayudar a la economía familiar cuidando de las vacas que pastaban libres en el campo.

La labor de los niños era muy importante para el ganado, verdadero sostén de la agricultura de subsistencia que se practicaba en la zona. Mientras la vacas pastaban, los niños se guarecían de la lluvia bajo un saco de esparto, puesto al 'carapucho' a modo de capote.

Ninguna de aquellas vacas daba más de dos litros de leche al día, pero no era una leche cualquiera, era tan dulce y cremosa que no necesitaba añadirle azúcar para hacer natillas.

La ganadería ecológica está inventada desde hace tiempo; pero los resultados económicos que se obtienen son tan escasos, que la única salida para la mayoría de aquellas gentes fue la emigración. Y cuando llevadas por las ganas de prosperar se modernizaron, estabulando el ganado y dándole piensos, los resultados, a la vista están; no han podido ser más desastrosos...

¿Qué hacer? Cualquier cosa menos lamentarse. Si la ganadería ecológica es lo que se lleva, pongamos un precio a sus productos más acorde con los costes de producción. De lo contrario, tendremos 'vacas locas' para rato.-