Seguro y vistoso
Tres jóvenes regentan una tienda en la que se ofrecen 82 variedades de preservativos
Tres jóvenes empresarios están demostrando que han dejado en el trastero los tiempos en los que ir a comprar preservativos era una aventura sólo apta para atrevidos o profesionales del sexo. Los hermanos David y Antonio León y su amigo Julián García han abierto una tienda dedicada en exclusiva a la venta de preservativos. Se llama Señor Goma y deja patente que sexo seguro no tiene por qué equivaler a rutina. Ofrecen hasta 82 variedades: condones de colores, sabores y tallas distintos, retardantes o estimulantes, musicales, fluorescentes e incluso con dibujos.
En los fueros del Señor Goma, hasta los alérgicos al látex tienen una alternativa: el condón de poliuretano, eso sí, a 1.150 pesetas el ejemplar. Los de sabores son los más requeridos: de menta, fresa, naranja, vainilla, chocolate o incluso tuttifrutti. Los buscadores de inspiración disponen de una gama de funditas con alias, desde el ñam ñam, que es de fresa, al black jack, negro sin transparencias. 'La gente viene buscando lo que conoce por la televisión, pero, después, al ver todo lo que hay, se lleva algo distinto', explican los artífices.
Señor Goma surgió casi por azar, porque las trayectorias académicas y profesionales de los fundadores tienen poco que ver con el universo empresarial: Julián es biólogo, David trabaja en un hospital y Antonio estudia Biológicas. Tampoco la elección del enclave de la tienda (Libertad, 35) fue premeditada; apostaron por su barrio de toda la vida, con la casualidad de que es Chueca, una zona por la que se mueve una mayoritaria población homosexual y, por lo tanto, de muchos compradores potenciales.
El público de Señor Goma no responde al estereotipo: pensaban que abundaría la clientela masculina y no ha sido así. 'Vienen muchas más mujeres que hombres, de entre 25 y 45 años', explican. Y menudean también los curiosos, ante la vistosidad y el contenido de la tienda. 'Entran bastantes personas mayores, que no habían visto nada así antes', comentan, pero sólo a título anecdótico, pues se precian de haber creado 'un ambiente mucho más relajado que el de una farmacia, donde nadie se sorprende con el que entra a comprar, porque todo el mundo está interesado en el mismo artículo', subrayan.
Como promedio, venden entre 150 y 200 preservativos al día, lo que les da para ir cubriendo gastos, pero no para cobrar un sueldo. Por suerte, los tres aún viven en casa de sus padres y han recibido una subvención de 950.000 pesetas de la Comunidad de Madrid, que ha frenado un poco 'el ahogo de los impuestos'. Ahora dicen que no estaría de más que Sanidad les diera alguna ayuda por su labor preventiva, porque no sólo expenden los preservativos, sino que además pregonan las bondades del sexo seguro.
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