Multimillonario en órbita
Rusia y la NASA discuten si el estadounidense Dennis Tito puede viajar en abril a la Estación Espacial
El próximo 30 de abril despegará del cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, una nave rusa con destino a la Estación Espacial Internacional (ISS). Uno de sus tripulantes puede ser el primer turista espacial de la historia. Dennis Tito, un millonario estadounidense obsesionado con contemplar desde el espacio el lugar donde ha pasado sus 60 años de vida, asegura que tiene 'lo que hay que tener'.
Lo que tiene Tito no es otra cosa que dinero. Se estima que ha pagado a la agencia espacial rusa 20 millones de dólares (unos 3.670 millones de pesetas) por una plaza en la nave Soyuz y por permanecer diez días en la ISS. La avidez de fondos de la agencia espacial rusa puede ser lo que acabe convirtiendo en realidad el turismo espacial, publicitado a menudo. Pero la NASA y los demás socios de la ISS han saltado como con resortes al conocer los planes rusos respecto a Dennis Tito, ya que, por ahora, ningún acuerdo regula el envío de turistas a la estación.
La NASA anunció una reunión con Rosaviakosmos, la agencia espacial rusa, el 16 de febrero, pero fue cancelada y pospuesta para hoy en el Johnson Space Center. 'En la reunión se discutirán propuestas específicas para el potencial vuelo de un ciudadano estadounidense, Dennis Tito, en abril', confirmó por correo electrónico Debra Rahn, portavoz de la NASA.
Las Soyuz funcionan como un servicio de taxi de la ISS, ya que siempre debe haber una de ellas aparcada en la estación para que sus habitantes puedan volver a Tierra en caso de emergencia. La que sale el 30 de abril, pilotada por los rusos Talgat Musabayev y Yuri Butarin, sustituirá a otra que ha pasado ya seis meses en la ISS. Pero las Soyuz tienen tres asientos, y la agencia rusa, que reconoce su necesidad de fondos, dice llevar meses tratando de vender la plaza libre a sus socios en la ISS.
La propia Agencia Espacial Europea, ESA, está interesada en que sus astronautas hagan 'tres o cuatro vuelos a la ISS entre ahora y el 2004', afirmó en conversación teléfónica Frank Longhurst, actual consejero y ex jefe del departamento de vuelos tripulados de la ESA. 'Iniciamos ya hace tiempo conversaciones al respecto con los rusos', añadió.
La oferta de Tito ha acelerado todos los trámites. El millonario, que antes de fundar una famosa gestoría de inversiones trabajó para la NASA, había firmado inicialmente con la compañía privada MirCorp un contrato para volar a la veterana estación rusa Mir, pero los planes cambiaron cuando el pasado noviembre la agencia rusa anunció que el complejo sería obligado a caer en el Pacífico a principios de marzo tras quince años en órbita. Tito ya sabía de la posibilidad de volar a la ISS.
Lo que la NASA y Rosaviakosmos decidan hoy no afectará sólo a Tito. Para empezar, habrá al menos un astronauta de la ESA pendiente del resultado. Si se opta por que el turista no vuele, seguiría abierta la posibilidad para que lo haga un europeo. También seguirán muy de cerca las conversaciones ruso-estadounidenses al menos dos productoras de televisión. La europea Brainpool, con sede en Alemania, anunció ya hace meses la puesta en marcha de un concurso de televisión cuyo ganador volaría a la ISS, explicó su portavoz, Stuart Barlow. Brainpool ha firmado un contrato con una compañía líder del sector aeroespacial europeo, Astrium, que es la que, según Barlow, ha firmado, a su vez, con la agencia espacial rusa. 'Pero hemos decidido no lanzar una campaña agresiva hasta que se aclare la postura de las agencias al respecto', afirma Barlow. Si todo siguiera adelante, los primeros ganadores volarían dentro de unos dos años. En EE UU, la cadena NBC ha lanzado una iniciativa similar.
Mientras, Tito se entrena en la Ciudad de las Estrellas, próxima a Moscú. Tanto la NASA como sus socios 'están interesados en la explotación comercial de la ISS', declara Rahn, pero les preocupa 'la seguridad'. 'Antes de que ningún astronauta civil vuele a la ISS de modo comercial es esencial que los socios establezcan criterios para la selección de la tripulación, el entrenamiento y la certificación que garanticen que la seguridad y la integridad operacional de la ISS se mantienen'. Cuando un individuo cumpla tales criterios, 'podrá volar a la ISS', dice Rahn.
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