España echa la red en India
El ICEX dedica 900 millones a incentivar el exiguo y deficitario comercio bilateral
Los ánimos de los empresarios españoles la semana pasada en el Pragati Maidan, el recinto ferial de Nueva Delhi, eran variados. Había quienes se sentían como Pedro por su casa, como el director de marketing de la empresa asturiana Zitrón, y quienes trataban de disimular su decepción ante las dificultades de un mercado con enorme potencial pero, de momento, casi inaccesible. India ha recibido este año a España como socio de la feria industrial internacional Expo India 2001, un intento por parte de la Administración española de incentivar el comercio y la inversión bilateral cuyos resultados definitivos tardarán aún tiempo en saberse. Según los primeros avances dados a conocer por el secretario de Estado de Comercio y Turismo, Juan Costa, las empresas españolas han abierto líneas de negocio por 25.000 millones de pesetas, en una feria a la que el Instituto de Comercio Español para la Exportación (Icex) ha dedicado 900 millones de pesetas.
India en sí es todo un continente. Un país con 1.000 millones de habitantes, que tiene una importante tasa de pobreza -600 millones de personas viven con ingresos mínimos- pero en el que se va desarrollando una clase media-baja que crece anualmente al 10% y que alcanza ya, según cifras oficiales, a 200 millones de personas, unos 35 millones de hogares que demandan bienes de consumo duraderos, con una alta sensibilidad al precio y al tipo de producto. Al tiempo, es un país que tiene un enorme déficit de infraestructuras y con un Gobierno empeñado desde hace una década en un proceso de liberalización económica y privatizaciones que, en lo referente a España, de momento, ha pasado inadvertido.
Saldo deficitario
El comercio hispano-indio, tal y como reseñó el príncipe de Asturias en la inauguración de la Expo, está muy lejos de haber alcanzado todo su potencial. Según los datos expuestos por el ministro de Economía, Rodrigo Rato, en Nueva Delhi, India representa tan sólo un 0,2% de las exportaciones españolas, un 0,5% de sus importaciones y en torno al 0,1% de la inversión directa española en el exterior. Pero además, la balanza comercial es deficitaria para España, con un saldo en su contra de 73.867 millones de pesetas en 1999. Las ventas de productos químicos orgánicos, las máquinas y material eléctrico, las grasas y los aceites, entre otros, no son suficientes para cubrir lo que España importa, entre lo que destacan las prendas de vestir, fibras sintéticas, pieles y curtidos o pescados, mariscos y crustáceos.
La falta de distribuidores y las barreras arancelarias, que en algún caso llegan a superar el 80%, son los obstáculos más citados por los empresarios españoles en la feria, a la que han acudidio más de 155 empresas españolas de siete sectores diferentes, muchas de ellas de mediano tamaño y de carácter familiar. Como Azulejos Plaza Cerámica, de Alcora (Castellón), que no cuenta con India entre los 59 países a los que exporta, un capítulo que representa el 60% de los 5.000 millones de pesetas que factura al año. Su director comercial de exportación, Eduardo de Pablos, afirma que diferentes impuestos y barreras arancelarias llevan a que el cliente final indio pague 4.000 pesetas por metro cuadrado de producto cuando en España pagaría 900. Eso, unido a que 'el Gobierno indio cambia las reglas cada dos por tres', convierte al país en un mercado de gran potencial, pero inabarcable.
No ha sido así para Zitrón, una empresa familiar asturiana, ya en tercera generación, que fabrica sistemas de ventilación para trabajos subterráneos. A su director de marketing, Pedro Quirós, se le ve encantado con el país, en donde dice 'se han comido el mercado', y contento en la feria, que le ha servido, sobre todo, de lugar de encuentro con sus clientes. Desde 1997, Zitrón ha ganado todas las obras a las que se ha presentado en India, donde ha llegado a facturar el año pasado 6 millones de euros (998,3 millones de pesetas), pese a contar con unas barreras arancelarias del 50%. Eso le ha llevado, finalmente, a la creación de una empresa conjunta con un socio local en la que se plantea invertir en cinco años entre 1 millón y 1,5 millones de euros. 'Dependemos de los planes de infraestructras del Gobierno', dice, 'pero en India está todo por hacer'.
Entre otras cosas, un sector consistente de distribuidores. 'Después de cuatro días de feria, todavía no hemos encontrado ninguno', dice Victoria Estrada, directora de exportación de la papelera Filalbet. La firma ya exporta a India, como marca blanca, sus filtros para laboratorios y control ambiental, pero no ha podido hacerlo con su propia marca y la feria, según afirma, no le ha ayudado a ello. A la empresa Lámparas Rafael Tormo, sin embargo, le ha servido para establecer un primer contacto con ocho o 10 posibles distribuidores y para plantearse, incluso, la posibilidad de instalar una fábrica allí. 'Ellos pondrían la mano de obra y nosotros el diseño y el control de calidad. La potencialidad del mercado y la política de liberalización del Gobierno convierten India en un mercado muy interesante', dice su agente de exportación Pedro Martínez.
El presupuesto
India constituye la quinta economía más grande del mundo en términos de paridad de poder adquisitivo, con un crecimiento medio anual del PIB del 6,8% desde 1992 y una tasa de inflación del 4,7% el pasado año. Pero no está ajena a la ralentización de la economía mundial. El año pasado creció un 6%, cuatro décimas menos que el año anterior, y el terremoto del pasado 26 de enero en Gujarat ha complicado la elaboración de un presupuesto en el que los empresarios indios quieren ver más liberalización, un ajuste y menos impuestos, cuando el seísmo requerirá importantes esfuerzos económicos para la reconstrucción de las ciudades devastadas.
Llena de potencial futuro, pero con muchas incógnitas y problemas en el presente -la rebaja de las tarifas de aduanas, la continuación del programa de privatizaciones, el exceso de burocracia y la falta de técnicos de nivel medio, entre otros- India resulta un poco más conocida ahora para los empresarios españoles tras sus asistencia a la feria y al foro paralelo de inversiones y cooperación en el que participaron 33 empresas españolas. Queda por ver si el esfuerzo que han realizado los empresarios con su presencia y los contactos que la Administración española ha mantenido con la india dan fruto. De momento, el ministro de Estado de Industria, Raman Singh, ha trasladado al Gobierno español su interés en que las empresas españolas estén presentes, entre otras cosas, en las reformas en infraestructuras que está acometiendo el Gobierno indio y cuyas inversiones en el último año se han incrementado un 14%. El ministro se ha referido también a la posible cooperación española en sectores como el procesamiento de alimentos, nuevas tecnologías, ingeniería y tecnologías ferroviarias. Igualmente, en las reuniones entre ambas administraciones se ha planteado la posibilidad de colaborar en la gestión de la industria hotelera y en la participación española en la mayor liberalización del sector financiero indio, ya que el Gobierno prevé aumentar desde el 25% al 49% las posibilidades para la inversión extranjera en dicho ámbito.
La condición de país socio ha dado a España unas condiciones de privilegio en la feria. En la anterior edición, Corea tuvo esta categoría y multiplicó su presencia en India. España ha echado la red. ¿Pescará?
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