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Reportaje:

Hacia el Madrid faraónico

La capital se prepara para un crecimiento gigantesco. Decenas de miles de viviendas surgirán en su expansión hacia el Norte

Francisco Peregil

Sobre el espacio que se abre en la foto detrás de las torres KIO, al final de la Castellana, se va a levantar en los próximos años una de las mayores operaciones urbanísticas del continente. A tenor de los técnicos municipales, no hay nada semejante en Europa y nunca ha habido nada igual en España: por dimensiones de terreno, por inversiones y por viviendas. Para algunos expertos, un atentado urbanístico de proporciones inauditas. Para otros, la gran oportunidad de modernizar la ciudad como en su día hizo Barcelona con el pretexto de los Juegos Olímpicos.

Las 24 plantas de las torres KIO, con sus 104 metros de altura, sólo podrán compararse en sus inmediaciones a los rascacielos más pequeños de los 20 que se prevé construir en el norte de la ciudad. Si lo que ocurrirá en los próximos 20 años se pudiera resumir con el efecto de esas películas donde los edificios crecen en un instante, se verían brotar del césped donde ahora pelotean Figo y Raúl cuatro torres gigantescas y, debajo de sus botas, aparcamientos de tres o cuatro pisos subterráneos, y, a su lado, un pabellón deportivo.

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Pero la venta y recalificación de la ciudad deportiva del Real Madrid tan sólo será una mínima parte -la que aún se encuentra más inmadura- de lo que se avecina. Al fondo, allí donde se divisan grandes calvas de terreno, lo que en cualquier sitio se suele llamar campo o descampado, en Madrid ya tiene nombre de barrio pudiente: a la izquierda, Montecarmelo (8.547 viviendas en camino); en el centro, Las Tablas (12.272 pisos que empezarán a construirse a partir del próximo año); a la derecha, Sanchinarro (12.718 viviendas por venir y un gran centro comercial apalabrado). Muchos de esos pisos, sobre todo los de protección oficial, ya tienen propietario. El arquitecto que diseñó un bloque para una cooperativa cuenta que cuando la secretaria del estudio vio los trazos sobre el papel quiso comprarse uno. Pero ya estaban todos agotados, incluso antes de ser diseñados.

No obstante, la parte del león, lo más gigantesco de todo lo que se está fraguando en el norte, es lo que se conoce como Operación Chamartín. Son tres millones de metros cuadrados -o, lo que es lo mismo, dos veces y media el parque del Retiro, algo así como trescientos campos de fútbol, pertenecientes en un 60% a Renfe y ocupados en su mayor parte por dotaciones industriales obsoletas- que serán transformados en 15.000 viviendas de precio libre y 15 rascacielos de entre 30 y 40 pisos, desde donde se verá una estación de Chamartín cuatro veces más grande que la de ahora, con sus raíles cubiertos en el Norte por un parque y en el Sur por una plaza de nueva creación. Pero ese dibujo futurista que tan bonito parece plasmarse sobre el papel y que desde el año 1997 ha provocado más de 300 reuniones entre las partes interesadas, esconde borrones, manchas y agujeros negros de dudosa moralidad para algunos expertos.

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La historia de ese macroproyecto arranca en 1993, cuando Renfe decide convocar un concurso entre empresas para adjudicar la explotación de sus terrenos obsoletos. El concurso lo ganó la entonces empresa pública Argentaria. Pero era tan mastodóntico y relevante el proyecto que se hizo necesaria la creación de un consorcio formado por el Ministerio de Fomento, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid para controlar la operación. Desde entonces, ya sea con el PP o con el PSOE, las tres administraciones no han hecho más que pelearse por cada palmo de terreno. Pero nadie duda de que, a pesar de todos los pesares, la operación saldrá adelante. 'Un proyecto es un proyectil', señala un urbanista del PSOE, 'y tarde o temprano lo disparan'.

El PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, que fue el impulsor del proyecto allá por 1993, ahora se muestra en contra de la manera en que se está gestando. 'Cuando empezamos, Argentaria era pública. Ahora está en manos privadas, y toda la operación no se hace con vistas a dotar a la ciudad de equipamentos e infrastructuras, sino con el ánimo de que todo sea rentable para Argentaria. Y por eso no tienen empacho en llenar la zona de rascacielos altísimos -cuantas más plantas, más dinero-, sin acordarse del ciudadano', señala Matilde Fernández, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid.

'Si se colapsa la ciudad por el Norte, pierde la supuesta competitividad que pretende ganar con esta operación. Nunca como ahora hemos tenido en Madrid mayor renta y peor calidad de vida. A lo mejor se pretende seguir por ese camino', señala José María Ezquiaga, profesor de Urbanismo y presidente de la comisión de urbanismo del Colegio de Arquitectos de Madrid.

'Quien crea que con esta operación se va a resolver el problema del tráfico en Madrid está muy equivocado', señala uno de los responsables del macroproyecto urbanístico.

El gran adalid de los rascacielos o 'edificios en altura', como prefieren llamarlos en el Ayuntamiento de Madrid, es el vicepresidente de la Comunidad, Luis Eduardo Cortés.

Cortés tiene a gala haber pateado las ciudades más modernas del mundo y haber charlado con los arquitectos más prestigiosos. 'Esta ciudad necesita una mentalidad más amplia, más atrevida en sus calles. Y eso es lo que necesita el proyecto de Chamartín para despegar: atrevimiento'.

Las dos torres que cerrarán la prolongación de la Castellana medirán casi el doble que las torres KIO y tendrán unos 40 pisos. 'Eso es lo máximo que pude arrancar de las otras administraciones que participan en el proyecto', admite Cortés. 'Ojalá tuvieran 50 pisos en vez de 40, bendito sea Dios si así fuera. Los rascacielos forman parte de la arquitectura de los últimos 50 años en el mundo; muchos de ellos se han convertido en la seña de identidad de las ciudades donde se encuentran. Es una forma muy seria de hacer ciudad. Yo sé que esto que estoy diciendo no es políticamente correcto, pero es así'.

En medio de todo esto, la venta de la ciudad deportiva del Real Madrid, por la cual el club se puede embolsar varias decenas de miles de millones de pesetas. Para el concejal de Urbanismo, Ignacio del Río, la operación será beneficiosa para el pueblo de Madrid, ya que el 80% del terreno será público y se construirá un gran pabellón deportivo.

Para Matilde Fernández, la concejal del PSOE, es un escándalo ignominioso. 'Nunca, nunca, nunca, en esta ciudad se ha recalificado un terreno que es zona verde para que un equipo salde sus deudas. ¿Qué les decimos mañana al Rayo y al Atleti? Y encima se van a construir ahí cuatro rascacielos. ¿Por qué esa edificabilidad ahí cuando se va a levantar en Chamartín, al lado, el Manhattan de las oficinas?'.

La concejal de Izquierda Unida Inés Sabanés se muestra más moderada: cree que el Real Madrid necesita una gran ciudad deportiva, distinta a la actual, pero también considera 'insalvable' que se modifique la calificación del terreno.

Para Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, la operación es beneficiosa para todo el mundo. 'Y, si no, pregunte a los sindicatos y al propio Ayuntamiento de Madrid', apostilla.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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