Salmerón muestra la 'dignidad' del pueblo ruandés en un libro de fotos

El fotógrafo guipuzcoano Gorka Salmerón (Legazpi, 1969) ha recogido en un libro de bolsillo su trabajo Rwanda 1992, en el que, a través de una treintena de instantáneas, refleja 'la vida cotidiana, la cultura y la dignidad' de una población azotada por la guerra, 'huyendo de las imágenes dramáticas y de miseria a las que estamos acostumbrados'.

Salmerón, que presentó la publicación ayer en San Sebastián, viajó a Ruanda en 1992, dos años después de que estallara la guerra, para impartir un curso de fotografía a profesores de la Escuela de Arte de Nyundo, dirigida por el que fuera su profesor en la ikastola Iokin Otaegi.

Durante el mes que permaneció en el conflictivo país, realizó unas 1.800 fotos en blanco y negro y alrededor de 1.200 diapositivas. 'Fotografié a sus gentes, su medio de vida, y me sorprendió su dignidad y naturalidad ante la cámara, ante la mirada del Humuzungu-hombre blanco, extraño y de costumbres tan diferentes', confiesa Salmerón en el prólogo del libro, que incluye la adaptación de un cuento oral popular elaborada por Otaegi.

La publicación -editada por Focal con la ayuda de la Diputación de Guipúzcoa- muestra, entre otras imágenes, retratos de agricultores, niños llorando al ver al hombre blanco, un joven de la escuela de arte, el cocinero del centro...

Muchos han muerto

No es la primera vez que Salmeron da a conocer públicamente el trabajo realizado en Ruanda. Algunas de sus fotografías se mostraron por primera vez en el suplemento La Revista del diario La Vanguardia, coincidiendo con el estallido de uno de los episodios más violentos de la guerra entre hutus y tutsis, en 1994.

Desde entonces, las imágenes del fotógrafo guipuzcoano, quien recuerda que muchos de sus protagonistas murieron en el 94, han sido expuestas en el Photomuseum de Zarautz, la casa de cultura de L'Alcudia de Crepins en Valencia , la Agrupación Fotográfica de Guadalajara o la Galería Pintzel de Pamplona.

El libro llega ahora porque la edición fotográfica está 'bastante cruda'. Precisamente, el formato bolsillo ha permitido mostrar una serie de fotografías 'de forma asequible y práctica, sin irnos a grandes presupuestos'.