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Reportaje:PARQUE NATURAL DE LA BREÑA Y MARISMAS DE BARBATE | EXCURSIONES

Una luz sobre la historia

El escenario del mítico triunfo naval de Nelson alberga tesoros, sumergidos o no, de la naturaleza y la historia

Justo a las 11.45, con marea larga, los bajos de la aceitera brillan al sol de febrero, se extienden hacia el horizonte atlántico y se enrocan en dunas de arena blanca y fina del tómbolo de Trafalgar. El faro cónico está arriba, enhiesto, coronando su pequeña península. Un faro majestuoso para un lugar histórico. Lo ideal para visitar estos parajes es estar dispuesto a sumergirse en las aguas de la Historia, de la naturaleza y del Atlántico. En las últimas hallará, con la complicidad del agua clara y la guía de submarinistas de la zona, pecios y restos de galeones españoles, franceses e ingleses.

A las 11.45 del 20 de octubre de 1.805 un centenar de navíos, fragatas y corbetas desataban una de las batallas navales más célebres y decisivas de la historia. Frente a los bajos de la aceitera, Nelson infligió un duro correctivo a la escuadra aliada hispano-francesa. Son las aguas que surcaron el Santísima Trinidad, el Bahama, el San Juan de Nepomucemo, el Neptuno, el Victory de Nelson... Bajo el mar, aún debe haber respuestas.

Sin necesidad de sumergirse hay otras preguntas que se resuelven mirando alrededor. La plataforma rocosa de la aceitera, trampa mortal para muchos submarinistas, es la antesala del tómbolo del faro, junto al que aún se conservan los muros de alguna torre antigua. En tierra, las lajas dejan paso a las dunas, defensas arenosas que dragan el camino. El viento de Levante combate aquí con fuerza. Los pinos piñoneros ribetean y cierran la retaguardia del paisaje. Es una fronda impenetrable si no se usan los senderos.

Entre Los Caños de Meca y Barbate, un acantilado de 100 metros de altura, escarpado y hostil, protege el frente litoral. Esta conjura de los elementos explica el estado de conservación de la zona, si se exceptúan los excesos de algunos promotores tan aguerridos como el propio Nelson. En pocos lugares como en el parque natural de la Breña y Marismas del Barbate (4.817 hectáreas) encontrará tanta diversidad. Desde los acantilados marinos a la masa de pinares; de la panorámica de playas vírgenes a las marismas del río. Cada lugar es un foco de vida y se puede acceder a todos ellos. Sólo la zona marismeña se complica si la temporada de lluvia es copiosa y borra los caminos. El parque dispone de cuatro áreas recreativas y tiene delimitados cinco senderos peatonales y dos para bicicleta: el de Vejer (campiña y marismas) y el de Barbate (pinar y acantilado).

De los recorridos a pie, quizás el más recomendable sea el del acantilado, que une la playa de la Yerbabuena, en Barbate, con Los Caños de Meca y que atraviesa longitudinalmente el parque con sus seis kilómetros. En algo más de cuatro horas se bordea el tajo el Barbate, aunque el camino es ascendente en algunas zonas. Dependiendo de la fecha observará las almadrabas caladas en el mar (primavera y septiembre) y a los hombres vareando las copas de los pinos para extraer piñas. Más ancestral, la pesca del atún que la de la piña, toda vez que los pinos se plantaron hace poco más de un siglo para evitar que las dunas móviles avanzaran sobre tierras fértiles. Hoy, es el pinar litoral más importante de la provincia.

Durante el recorrido se pueden observar hermosas flores como los barrones y las azucenas de mar, en las playas. Junto al acantilado hay lentiscos, zarzas, madroños y enebros marítimos, una especie en peligro de extinción. A la mitad del sendero se alcanza la Torre del tajo, construida en 1585, para vigilar la costa y avisar mediante señales de fuego y humo de los ataques de piratas turcos-berberiscos.

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A pocos metros de la torre está el mirador del tajo. Las paredes verticales de arenisca caen a plomo sobre los roquedos. Es un salto espectacular de 100 metros, una visión vertiginosa. El silencio y la inaccesibilidad han convertido al acantilado en una pajarera privilegiada para decenas de especies: garcillas bueyeras, gaviotas patiamarilla, garcetas y estorninos negros. También hay halcones peregrinos.

Salazones y playas

- Dónde. Al faro de Trafalgar se accede por un carril de la carretera que une El Palmar con Los Caños de Meca, y a la que se llega desde la N-340. El sendero del Tajo tiene señalada la entrada, a mano derecha en la carretera entre Los Caños y Barbate. - Cuándo. El pinar está especialmente hermoso en primavera y es demasiado caluroso en verano. Esta es también una buena época. La zona de marismas tiene más vida tras las lluvias. Las playas pueden recorrerse y disfrutarse durante el verano. - Alrededores. Vejer de la Frontera posee gran valor histórico-artístico. Excelentes playas en Trafalgar, Los Caños, Zahora y Mangueta. Tres clásicos para comer en Barbate: Casa Torres (buche de mero con garbanzos y derivados del atún), El Campero (salazones, pescado y marisco frescos) y La Parada (atún y morrillo a la plancha). - Y qué más. Información del Parque: 956 59 04 05- 09 71.

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