El Papa reconoce que el primado es una dificultad para la unidad de los cristianos
Concluye en Roma el ritual del consistorio de los 44 nuevos cardenales
La jornada de ayer coincidió con el aniversario del trono de Pedro y estuvo marcada por un ceremonial festivo y multitudinario, con centenares de obispos y decenas de cardenales acompañando a los nuevos miembros del colegio, entre los que se encuentra el arzobispo de Toledo, Francisco Álvarez. Para España, declaró el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco, 'es día especial de alegría porque la sede primada, Toledo, vuelve a tener un cardenal después de un largo intervalo'. A la hora de mencionar al nuevo cardenal, Rouco sufrió un ligero lapsus refiriéndose a él como José Martínez, pero rectificó inmediatamente.
El Pontífice centró su intervención en la unidad de las iglesias cristianas y recordó a este respecto su encíclica Ut unum sint (Somos una sola cosa), en la que se mostraba dispuesto a encontrar una fórmula que hiciera compatible la permanencia del primado del Papa con esta ansiada reunificación. '¿Como no recordar', se preguntó el Pontífice, 'que el ministerio de Pedro, visible principio de unidad, constituye una dificultad para las otras iglesias y comunidades eclesiásticas? Y al mismo tiempo, ¿cómo no regresar al dato histórico del primer milenio, cuando la función central del obispo de Roma era ejercida sin encontrar la menor resistencia en las iglesias tanto de Occidente como de Oriente?'. Palabras enigmáticas que reflejan la doble posición del líder supremo de la Iglesia de Roma, favorable a un acercamiento a cualquier precio, pero consciente de las dificultades que entrañaría renunciar a ese primado.
El futuro cónclave
Con las nuevas incorporaciones, el colegio cardenalicio pasa a tener 183 purpurados (tras el fallecimiento ayer mismo del cardenal emérito de Caracas, José Alí Lebrun Moratinos, a los 82 años de edad), 135 de los cuales podrán participar en un futuro cónclave para elegir al nuevo Papa. Una cifra que irá disminuyendo inexorablemente a medida que cumplan 80 años (límite de edad para tomar parte en la elección del Pontífice, fijado por Pablo VI), muchos de los actuales cardenales electores. Podría decirse que Juan Pablo II ha optado por nombrar una cifra espectacular de nuevos príncipes de la Iglesia, 44, con la intención no confesada de asegurarse que de aquí a un futuro cónclave el número de electores no sea inferior al actual límite de 120.
El futuro cónclave tendrá una presencia mucho más nivelada de cardenales europeos y del resto del mundo. Europa pasa a tener 65 cardenales electores, seguida por Latinoamérica, con 27, Estados Unidos y Canada, 13, e igual número de electores en África y Asia, frente a los cuatro de Oceanía.
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