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SOS Racismo acusa a la Comunidad de no documentar a los adolescentes magrebíes que llegan solos a Madrid

SOS Racismo acusa al Instituto Madrileño del Menor y la Familia (IMMF) de la Comunidad de no tramitar los permisos de residencia de los adolescentes magrebíes que, tras llegar solos a Madrid, viven bajo su tutela. La ONG considera que estos jóvenes, la mayoría de 16 y 17 años, 'de no ser documentados se verán en la más completa irregularidad cuando cumplan los 18 años, y tendrán dificultades para obtener un permiso laboral y cumplir su sueño de trabajar y vivir en España'. El Instituto replica que su obligación no es tramitar la residencia de estos chicos, sino intentar que retornen con su familia.

La actual Ley de Extranjería, en vigor desde el pasado 23 de enero, indica, en su artículo 35, que 'a instancia del organismo que ejerza la tutela, y una vez que haya quedado acreditada la imposibilidad de retorno con su familia o al país de origen, se le otorgará al menor un permiso de residencia'. Mientras viven tutelados, estos jóvenes no pueden ser expulsados de España como los adultos porque su residencia es legal. Pero sí pueden ser repatriados con el argumento de que un menor debe estar con sus padres.

Diego Lorente, responsable de SOS Racismo en Madrid, asegura que el IMMF 'se agarra a la obligación de intentar el retorno del menor con su familia exigido por la actual ley para no documentarle'. 'Pero el problema viene de atrás, porque, a pesar de que la ley anterior no establecía esa exigencia, muchos menores magrebíes sin familia tutelados por el Instituto siguen sin permiso de residencia. Eso significa que el riesgo de ser expulsados al alcanzar la mayoría de edad es grande. Y, además, son chicos que vienen a trabajar, por lo que, para ellos, es básico tener los papeles que les permitan hacerlo cuanto antes si les sale una oferta de empleo'. Esta ONG cree que la integración de estos muchachos pasa porque tengan el permiso con el que pueden trabajar.

Esperanza García, directora del IMMF, puntualiza que la obligación del organismo que dirige es 'atender al chico mientras está en Madrid, incluso dándole formación laboral que le servirá en cualquier lugar del mundo, pero intentando siempre localizar a su familia'. 'Es difícil que salgan solos adelante, por eso creemos que es mejor localizar a sus padres, algo que se consigue en contadas ocasiones porque a menudo dan identidades falsas. En dos años hemos realizado menos de 10 repatriaciones, cuando se preveían 170. Es una muestra de que no lo hacemos al tuntún. Andalucía ha repatriado a muchos más chicos', matiza.

En 2000, el IMMF encargó a la ONG Paideia que tramitase la documentación de estos menores. Paideia solicitó a la Delegación del Gobierno 66 exenciones de visado, de las que ésta sólo ha concedido la mitad. Este año el contrato no se ha renovado.

SOS Racismo critica que se intente repatriar a chavales próximos a la mayoría de edad sin valorar las circunstancias sociales y económicas que les han empujado a emigrar y a las que se les obliga a retornar. 'La mayoría vuelve de nuevo a España jugándose la vida en los bajos de los camiones', añaden. García admite que el IMMF ignora las condiciones de la familia del menor, ya que de localizarla se encarga la Delegación del Gobierno y el consulado de Marruecos. 'Pero confiamos en el buen hacer del consulado', aduce.

SOS Racismo destaca el caso de un joven marroquí de 17 años; repatriado la semana pasada 'cuando le faltaba un mes para cumplir la mayoría de edad, tenía concedida la exención de visado y una oferta para trabajar como jardinero'. 'La Comunidad ignora las condiciones de vida de la familia de este chico y, sin embargo, a un paso de la mayoría de edad y de obtener papeles, le ha obligado a regresar a Tánger', apostilla Lorente. García replica que 'puede ser aconsejable repatriar a un menor aunque disponga de exención de visado'.

El temor a ser repatriados lleva a los adolescentes magrebíes, según SOS Racismo, a escaparse de las residencias, con lo que aumenta el riesgo de que acaben en la delincuencia y la marginación.

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