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Bruselas elevará un 10% el presupuesto de investigación de los próximos cinco años La Comisión Europea quiere potenciar la genómica, la informática y la industria aeroespacial

El presupuesto de un programa marco de investigación es el dinero con que cuenta Bruselas para cofinanciar proyectos de investigación y desarrollo europeos al 50% con los países miembros o con empresas privadas. El presupuesto del actual programa, que termina este año, es de 15.000 millones de euros (2,49 billones de pesetas). El departamento de Investigación, que dirige el comisario Philippe Busquin, propone que para el próximo periodo dicho presupuesto alcance los 16.475 millones de euros (2,741 billones de pesetas).

Pese a que la petición es ambiciosa, el aumento es similar al estadounidense y Bruselas constata la tendencia a la baja de los presupuestos nacionales para investigación, lo que seguirá manteniendo a Europa lejos del nivel de EE UU, en contra del compromiso adquirido por los jefes de Estado en la cumbre de Lisboa en marzo del pasado año y ratificado en diciembre en Niza. Los políticos saben que la I+D es, como indica Busquin, la razón de la mitad del crecimiento.

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Por eso es importante, a ojos del comisario europeo de Investigación, optimizar recursos disponibles. La evaluación hecha por expertos presididos por el español Joan Majó del actual programa marco indicó en 2000 que, además del déficit presupuestario, el problema de la investigación europea es su fragmentación. 'Tenemos que abrir los programas nacionales, facilitar el intercambio y que los científicos europeos trabajen conjuntamente', explica a EL PAÍS Busquin. 'Es fundamental que un científico se sienta europeo más que británico, francés o español, y que pueda participar en proyectos competitivos. Hay que extender este cambio de mentalidad que ya tienen algunos científicos'.

Europa se plantea como gran desafío las ciencias y las tecnologías de los seres vivos; es decir, la biotecnología y el análisis del genoma humano, un gran éxito científico en el que han participado algunos países europeos (sobre todo el Reino Unido), pero no la UE. Otro cambio fundamental que ya se está operando es la participación creciente en los programas de investigación de los países candidatos a entrar en la Unión, entre los que están Polonia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia o Hungría.

Busquin cree que hay que facilitar la movilidad de los científicos. 'Hay países dentro de la propia Unión que tienen investigadores en paro, mientras en otros se necesitan', añade Busquin. El informe que hoy presenta la Comisión Europea desgrana siete áreas prioritarias de interés a desarrollar. Son las siguientes:

- Genómica. El plan plantea que Europa explote de forma integrada el análisis del genoma humano con fines médicos, especialmente en la lucha contra el cáncer, la resistencia a medicamentos y la neurociencia. El 70% de las empresas de genómica están en EE UU.

- Tecnologías de la información. El proyecto prevé estimular el desarrollo de estas tecnologías para mejorar la competitividad industrial. La informática y las telecomunicaciones están más desarrolladas en Estados Unidos, pero este sector económico es ya el segundo dentro de la Unión, con un mercado anual de 2.000 millones de euros y dos millones de empleados. El plan plantea específicamente el desarrollo del comercio electrónico.

- Nanotecnología. Europa, que tiene un buen nivel de investigación en nanofabricación y nanoquímica, debe coordinar mejor sus esfuerzos en este terreno creando materiales inteligentes y aplicando nuevos procedimientos de producción. La industria manufacturera europea produce ya bienes y servicios por un valor de 4.000 millones de euros anuales.

- Aeronáutica y espacio. Las necesidades en materia de transporte aéreo se elevan, a escala mundial, a 14.000 nuevos aparatos en los próximos 15 años. El plan se plantea un fuerte desarrollo en este área, en la que Europa quiere apostar por una mejora en la seguridad. En el ámbito espacial buena parte de los recursos se destinarán al sistema de localización por satélite Galileo, un proyecto alternativo al GPS norteamericano.

- Seguridad alimentaria. Europa, que afronta la crisis alimentaria de las vacas locas, se plantea mejorar sus métodos de análisis y detección de contaminantes químicos, procedimientos de trazabilidad, medidas del impacto del consumo de organismos genéticamente modificados y análisis de riesgos medioambientales para la salud.

- Desarrollo sostenible y cambio climático. El protocolo de Kioto obliga a la UE a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Para ello, Europa planea desarrollar energías renovables y transportes inteligentes. También debe mejorar sus análisis del cambio climático y lograr un mayor equilibrio de ecosistemas.

- Sociedad del conocimiento. El plan propone acercar la ciencia a los ciudadanos y promover el estudio de las ciencias económicas, políticas y sociales para profundizar en la democracia y en la buena gobernación.

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