Ocho de las once depuradoras del Ter empeoran la calidad de las aguas

La sequía no contribuye a la buena depuración. El volumen de agua tiene gran importancia en el buen funcionamiento de una depuradora. Dos terceras partes del curso del Ter, un río de 167 kilómetros, tienen problemas de caudal. Si éste es bajo, es muy difícil que el tratamiento del agua arroje buenos resultados. El índice que se ha utilizado para medir la calidad ecológica del agua, en puntos anteriores y posteriores a las depuradoras, es más exhaustivo que el fisicoquímico, puesto que tiene en cuenta la presencia de invertebrados acuáticos. De ahí que, contra unos análisis fisicoquímicos supuestamente correctos, el estudio de Alba-Ter detecte que la mayoría de las depuradoras, en lugar de ser un punto y aparte en la calidad del curso del río, contribuyan a empeorarlo.

Las depuradoras que funcionan en Cataluña están construidas según el modelo centroeuropeo, en el que debe existir una proporción de un litro de agua de depuradora por cada tres de agua de río. Un descenso del caudal da inmediatamente peores resultados en la depuración de estas estaciones.

El catedrático de Ecología de la Universidad de Barcelona Narcís Prat, coordinador del estudio, explica que en tramos del río se ha detectado una elevada concentración de amonio, sustancia que puede acabar con la vida animal.

Estado 'pésimo'

Pero no es éste el peor dato del análisis del Ter. Su estado ecológico, de acuerdo con unos índices centrados en la calidad del agua y su entorno, es definido como 'pésimo' en el 49% de su trazado, 'malo' en el 18%, 'mediocre' en el 23%, y sólo el 8% es 'bueno' o 'muy bueno'. Contribuyen a ello las minicentrales eléctricas, las explotaciones de agua o áridos y los vertidos.

El estudio ha advertido que hay muchos municipios con viviendas e industrias que arrojan sus aguas residuales directamente al río. También alerta sobre el 'peligro' de inundaciones y avisa que la agricultura y la ganadería intensivas comportan la contaminación de las aguas. El planeamiento urbanístico de los territorios ribereños no facilita la protección. De los 57 municipios de su cuenca, existen 21 que no tienen ninguna categoría específica de protección fluvial.

El estudio, además de establecer un diagnóstico imparcial y alejado de intereses económicos, será básico para determinar criterios de protección y sostenibilidad del territorio.

El Ter nace en Ulldeter, en el Ripollès, pasa por Ripoll -donde recibe el Freser-, Torelló, Manlleu y Roda de Ter. En Girona se le unen el Onyar y el Terri y desemboca en Pals. Su aprovechamiento hidroeléctrico se realiza mediante centrales en Sau, Susqueda y El Pasteral.